viernes, 26 de diciembre de 2008

Cosas que recordar para arrancar el año


Hay que gritar en las calles
Hay que bailar en las veredas rotas
Hay que sentarse al sol hasta que queme
Hay que cantar en la ducha
Y en la cocina
Hay que trabajar sobre los sueños
Arriba de ellos
Hay que doblar las esquinas de la tristeza
Y tomar por avenidas anchas
Que dejen lejos los otoños de sabor amargo
Hay que buscar el misterio y la sorpresa
Hay que ser curioso
Afectivo
Cómico
Rabioso
Casi letal
Hay que volverse rojo
Como el rojo de adentro de uno
Hay que usar sombreros
Tomar menos recaudos
Sacar la ropa nueva
Comer con alegría
Perder el miedo

Hay que torcer el devenir
Pelearse con el cosmos
Morder el polvo
Saber la sal del mar
Y de la carne
Sentir cerca el aliento
Oír el grito
Asustarse
Llorar por los rincones
Cagarse a trompadas
Hay que enfilar mar adentro
Soportar las tormentas
Andar de sotavento
Pisar la playa
Hay que ser de otras razas
Mirar de cerca
Criar hijos
Amar sin saber por que
Odiar con menos ganas
Pasear mucho
Viajar mucho
Escuchar música
Mirar películas
Leer libros
Muchas películas,
Mucha música
Muchos libros
Hay que acariciar con intención
Doblar las apuestas
Buscar olores
Hay que vivir madrugadas y lluvias
Hay que perderse en la niebla

Hay que hacer eso
Hay que hacer mil cosas más
Un millón de cosas más
Y hay que hacerlo ahora
Ya mismo
Ahora hay que empezar

Y hay que hacerlo por una sola razón:

Que se le quede grabado.

Hay que hacerlo porque uno se va, sabe?
Cuando uno quiere acordar
Se apaga.
Y ya no esta mas acá
Para hacer ninguna cosa.







Y puede sonar tremendista
Que venga yo a decirle esto a esta hora
Mientras usted levanta copas de sidra
Y come turrón
Que venga a recordarle su finitud
Con tanta displicencia
Pero, la verdad…
Mal no le va a venir saber otra vez
Que un día no estará mas leyendo esto
Ni ninguna otra cosa.
De modo que es bueno que se pregunte
Que es lo que quiere hacer.
No me diga lo primero que se le ocurra eh?
No.
Piense, usted sabe a que me refiero.
Ah..! Vio?
Usted y yo lo sabemos
Eso mismo que le ocupa el pensamiento
desde hace tanto

Bueno, eso mismo,
Vaya
Y hágalo
Ahora

Y no mañana

Ahora
Y haga también un poco de todo eso que hay en la lista
Porque seguramente le va a venir bien

Y además deme el gusto. Porque:

Que haga lo que tiene que hacer
Que haga lo que quiere hacer
Que las dos cosas sean lo mismo
Que sea feliz con eso

Ese es mi deseo para usted, en estas fiestas.
Y en el año que viene.
De modo que le deseo hoy lo que vale por el resto del año.
Cuidado con las mezclas, pásela bien.
Si se porta mal, avise


Felicidades
Foto: Mark Velasquez

jueves, 18 de diciembre de 2008

100


Hay dos chicas que miran a la cámara.
Y un par de amigos que quieren explicar algo de la mujer
Hay un salto en la hoja del medio
Un par de palabras al negro Fontanarrosa
Una teoría sobre como las sirenas se volvieron mujeres
Un trampolín del que saltar
Dos tetas y un jugo de naranja
Un volante de una obra en calle corrientes
Un poema de Prevert
Un homenaje a la risa
Un pensamiento de Hank sobre el infierno
Una refutación de tecnicismos
Un pedido de belleza
Un par de cicatrices
Una correntada
Una foto de los pies de unos amigos debajo de una mesa
Hay un recuerdo de la abuela Maty
Una explicación del escenario
Hay besos en el abril de París
Callejones de Cartier Bresson
Margaritas en tu ventana

Hay una estampa de cuchillero
Un comandante de guerra diciendo sus verdades
El frío de diez mil frazadas
Los pedires humildes
La lluvia que vendrá

Hay trenes que se van sin dejar saludos
Pensamientos de madrugada
Una historia de un hombre pequeño
Un hartazgo de las prohibiciones
Un homenaje a Manucho
Una apuesta

Hay un viejo peleando con un pibe
Algo sobre el azar
Un cuento para Maria
Un montón de cosas en la mesa

Hay un agradecimiento a los lectores
Un fulbito en la esquina
Un dolor de guerra
Un manifiesto

Un pedido de citas
Un montón de números
Un grito primal
Una cuerda que se corta

Hay jefes que se fueron y que espían
Hay una mano acariciada, recorrida por otra mano
Hay algunos premios de colegas.
Hay una tormenta que no nos mira


Hay varias visitas del Lobo

Un alma que no descansa
Cambios salvados
Clasificados
Una foto de Alí

Hay un montón de amigos entrañables
Una película oscura
Y una anécdota con un colectivo y una vieja
Un dialogo con Álvarez
Un soldado del paraguay
Un poema en el medio
Hablando de otros tiempos
Un montón de cosas que nadie reclama
Un cuatro díscolo en mi reloj
Un termo rojo
Hay un amor que no fue, en una tarde de lluvia
Una miseria llena de alcohol
Un anhelo para un hijo
Una carta para Dios
Y una que Dios mando como respuesta
Hay cientos de malayos que rezan
Y otros cientos que podrían habitar en mi sangre

Hay un retrato de un hombre con años.
Y una foto de mi abuelo, tocando la harmónica.

Hay todo eso en este lugar.
Y algunas cosas más también
Hay un repaso que fanfarronea por ser el numero 100.

Hay 100 post en este blog.
Y esta bien celebrarlo.
Yo antes escribía en cuadernos.
Ahora en blogs.
Y si esto sigue pasando
Es porque usted está leyendo.
De modo que felicitaciones a usted también

Bienvenidos todos.
Hay torta en la mesa y sanguchitos.


Gracias, muchas gracias
por estar siempre



Imagen: Carlos Vogt

viernes, 12 de diciembre de 2008

Retrato de hombre con años

El hombre nunca deja de desear. Menos mal. El hombre amanece en tokio y anochece en nueva York. El hombre es ahora feliz y bellamente solo. El hombre tiene el mundo. Ahora besa, ahora sueña, ahora ruge y llora. El hombre como único testimonio de su propio conocimiento. Como única especie que puede dar fe de si mismo, de su paso por el universo. Como única especie a la que no le basta con existir, debe decirlo. El hombre come verdades en sus pasos, acomete contra la desgracia, hace magia que surte efecto.
Saca conclusiones escurridas entre los dedos. Se pone metas de nombre propio. Deja el lastre abandonado. Viaja con lo puesto.
La mañana lo sorprende entre bosquejos. Delinea sueños el hombre, sabe a victorias porque supo derrotas. Ya no hace por triunfar, hace por hacer. Ya no juega por ganar, juega por jugar. Espera con levedad. Sabe que esperar no es nada más que eso. Ni angustia, ni presión, ni miedo, ni alegría, ni ansias. Esperar es esperar y nada más. Sabe que todo se templa en el fuego, en ninguna otra cosa.
Sabe que no hay donde ir, pero camina, sabe donde no llorar pero emociona, sabe reír mas, sabe lo que hay que decir y elije decirlo o no. Sabe que no hay metas, que no hay trampas, que no hay búsqueda posible. Y ya no es mas un peso cargar eso encima.
Sabe que se hace de día
Sabe que subir solo es ir más alto, se esté a la altura que se esté.
Sabe que esto recién empieza y se alegra por eso.
Que uno nunca sabe
Que es mejor no esperar nada
Porque, es cierto, el hombre nunca deja de desear
Pero sabe que no es más que un hombre, con todo lo bueno y lo malo que eso pueda tener. Con lo nimio que puede significar a veces
Y sabe el hombre, que se debe a si mismo, nada mas y nada menos, que el solo hecho de poder existir en paz

Y con alegría.

Foto: Cesar Jaén por "capitan de su calle"



jueves, 4 de diciembre de 2008

Teoría quántica en el café de la esquina

“Todos somos distintos” nos han dicho. Nosotros vemos que en efecto asi parece ser y lo hemos aceptado. “Cada uno de nosotros es único e irrepetible”, nos han dicho Y la divulgación científica lo corrobora. Idénticos no hay dos, a lo sumo parecidos.
El caso es que, a falta de iguales, yo me junto con los parecidos a mí. De ahí que vea como iguales a los parecidos de mi entorno y como distintos solo a los de más allá, a los que no pertenecen a mi ámbito. Por lo tanto, se supone que este tipo es más parecido a mí que aquel de allá, porque éste esta mas cerca. En costumbres, en modismos, en vocabulario, en jerga, en gustos, en raza, en credo, en ideas políticas. Está mas cerca.
Aquel otro tipo, como está mas lejos me resulta mas extraño. No conozco sus costumbres ni como vive. Me genera desconfianza. Es mas, no lo juzgo igual, porque desconfío y no juzgo igual a las personas de las que desconfío. Juzgo igual a los iguales, a los otros los juzgo distinto.
Puede sonar estupido, pero yo lo hago. Tu. El, nosotros, vosotros y ellos.
Hay gente que ha estado siglos en guerra por estupideces como esta.
La diferencia. Esa costumbre que tenemos todos. Hacer la diferencia.
Un poco por necesidad, hay que admitirlo. El concepto de individualidad no es nada menospreciable, claro está. Pero la diferencia de todo… ¿Hace falta la diferencia de todo? ¿Todo el tiempo?
¿Siempre la diferencia es tanto mas enorme que la coincidencia?
Tengo un padre y una madre, como todos.
4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, como todos.
Los padres de todos mis tatarabuelos fueron en total 32.

Sus abuelos, 64
256 fueron los abuelos de esos abuelos
Esos 256 tuvieron 512 padres y 1024 abuelos mas
1024 que tuvieron 4096 abuelos
Que tuvieron 16.384 abuelos mas.
Que para que existieran tuvo que haber 32.768 padres y otros 65.536 abuelos
Que vienen de 131.072 mas. Que salieron de otros 262.144. Que vinieron de 524.288
Que aparecieron de 1.048.576 otros distintos

Hasta acá, mas o menos, 20 generaciones.

En 30 generaciones el numero asciende a 1073.741.824
En 40 generaciones el numero es de :

1.099.511.627.776

Es decir, un número que ya no se puede leer.

Por lo tanto, bien podría decir yo, persona común y corriente, que entre mis ancestros hubo negros, blancos, amarillos, asesinos, comunistas, homosexuales, fascistas, necios, adúlteros, desencajados, absorbentes, licenciosos, lujuriosos, drogadictos, perdidos, amantes, samaritanos, pobres, solidarios, enfermos, ricos, mahometanos, católicos, judíos, mormones, budistas, evangélicos, bautistas, buenas personas, héroes, villanos, soldados, oficiales, rebeldes, literatos, motorizados, peatones y vaya uno a saber cuantas cosas mas.

Entre toda esa gente, lo que no abundó fueron los célibes. Eso está claro.

Por lo demás, viene siendo hora de terminar con el asuntito ese de las diferencias no?

Porque lo que la física quántica te explica en dos tomos, el sentido común en el café de la esquina te lo resuelve en 10 minutos.

A lo mejor era verdad nomás…


A lo mejor todos somos todos.


Foto: Jakarta, Indonesia

jueves, 27 de noviembre de 2008

El Ñato



Como un satélite que se perdió en el espacio;
Llevando canciones de los Beatles
Y humanos saludando en varios idiomas.
Como una botella de naufrago
En medio del cosmos,
Así, desde la tierra
Lanza usted su escuálido mensaje
Desde su rincón irreconocible
Del universo
Para decir,
Lo que tenga ganas de decir
Aunque sea más
Por cultura que por bla bla bla...

Vuele entonces este mensaje
Adonde tenga que volar:

Mirá nene.
En primer lugar
No se como conseguiste mi numero
En segundo lugar:
Yo no dije nada.
Nada.
Ni que crucen el mar rojo.
Ni que funden una iglesia
Ni que maten a nadie
Ni que se dividan
Ni que se junten
Ni que se elijan a si mismos
Ni que me elijan a mí
Ni que se pudran solos en su miseria,
Y mucho menos en mi nombre.

Nada.

Yo no dije nada.
No jodí
No exigí
No demandé
No aparecí

Vos me escuchaste a mi?
Vos escuchaste una sola cosa
de mi propia boca?

No jodas.


Tu currito sigue funcionando
Bien.
Tu currito es tu currito
El mío es el mío.
Sin reclamos.
Ni te pregunto como ni te pregunto por que
No te pregunto
¿Quien te crees que sos???
¿Quien te crees que soy???
El de las respuestas serás vos.
Tenés tantas preguntas y las respuestas
Las pedís prestadas?
Hacete cargo.
No me manifiesto en el cuerpo de nadie,
Ni en oriente, ni en occidente
Ni en ninguna parte
Y no se de que carajo me estas hablando.
Yo no te dejo ni te prohíbo hacer nada.
Por lo tanto, no me hagas cargo de tu culpa.
Por favor
Ni me meto
Yo no se por que esa costumbre de la gente
De meterme en todas partes.
Y decile a todos TUS enviados contemporáneos
Que se dejen de joder de una buena vez.
Ya todos sabemos que no los mando yo.
Son como cuentapropistas.
Autónomos…

El comercio de la fe se ha puesto difícil, nene.



Esta bastante mal eso de los mandamientos eh?
Algunos se repiten, otros están torcidos,
Alguno vale la pena y alguno mas se contradice.
Esta jodido también eso
De los pecados capitales
Con poner un cartelito que dijera:
“De todo; pero con moderación”
Era más que suficiente
Viste que la gente cree.
Cualquier cosa cree
Y ni hablar de lo que dicen
Que les dijo un profeta
Que yo dije.
Yo no dije ninguna vez, alguna cosa
Sobre las cosas
Que se pueden y no se pueden.
Que se deben y no se deben
Que son prohibidas
Ni de los pecados mortales
Del pecado original
De pecar de pensamiento
De pecar con la intención
Y de pecar de inocente,
Pecar de confiado,
Pecar de buen tipo
Pecar todo por todo
Todo el tiempo y que ganas de complicarse la vida.
Que no es muy fácil respirar asi?
Que no da muchas chances?
Yo te voy con mis problemas?
Vos me los solucionas?
Yo te pido algo a vos?

También es bueno que sepas
Que si se van a ocupar de algo
Tendrían que arrancar por el hambre si?
Solo una opinión generosa
Sobre la subsistencia de su especie.
Y dejémonos de joder con eso del juicio final
Si van a caer es hora que sea
De una buena vez
Y sino basta de amenazas
De pistolas en la cabeza
De mala saña.
Suicidas que nunca se suicidan
Por que avisan siempre.
Cagones para vivir?
Cagones para morir?
Dejémonos de joder.
En cuanto a sus hijos
Ya resolverán en terapia
Lo que les corresponda
Solo espero que se perdonen mutuamente
Por sus propios episodios de sus propias cruces
Al otro, al que se hizo oscuro
Al que se envició
Al que se tentó
Al que bla bla
Al que no se que..
Bueno, a ese…
Deberían haberle tenido la rienda mas corta
O no quejarse después.
Ya se sabe, de tal palo, tal astilla.
Asi que háganse cargo y pónganle los puntos
Y déjense de jugar.
Al gato y al ratón con nosotros.
Cansa bastante, de verdad.

Ahora de pronto, habla de usted
Por que no le suena bien el verso cuando tutea
No sea ridículo.
No la dibuje para seguirla mas abajo
Haciéndose el que dice verdades
Mientras enparcha el cambio de un artículo.
Con ocho líneas en el medio.
Estas ocho.

Si van a salvar o condenar
Tengan celeridad
Y un poco de mejor ojo.
Traten de hacer justicia divina antes que corra sangre.
Es un detalle que para ustedes,
Pequeños ustedes
Suele ser importante, según dice, no?
La verdad que les esta saliendo
Medio torcido eso de la justicia divina
De un tiempo a esta parte
Un tiempo largo por allá, según comenta.
Por mas que usted cree
Que yo no entiendo no se que cosa
De los pasatiempos.
Y si es menester hacerse cargo
También estaría bueno que les quede mas claro
Eso del libre albedrío
Asi de una vez por todas
Saben si se quedan en el molde
O por fin se hacen cargo
Sin que se castiguen por hacerse cargo
Pero se digan que son libres.
Asi que mejor más clarito si
Esta turbio eso
Esta muy turbio.
Por lo pronto
Hasta que vuelva por allí,
Si es que alguna vez he ido,
El currito lo atienden ustedes
Hágase más que cargo,
En primer lugar
De haber abusado del término
“hacerse cargo”
Y empalagar
Y alargar inútilmente
Este palabrerío de frases pobres y repetidas
Con una expresión
Que, como se ve,
su precario oficio
No advierte que se ha convertido
En superoblación
En este poema.
Y en segundo lugar
Y siguiendo con su tónica

Parafraseándolo sobre lo dicho
(No como ustedes a mi)
Ahi les va para su lado:
Háganse cargo


De sus penas y sus alegrías
De sus tardes y sus mañanas
De sus muertes
De sus nacimientos
De ustedes mismos

Y ojo, que no se malentienda eh?
No es que yo venga a ponerle los puntos…
Faltaba más
Como si pudiera

Pero un poco de dignidad hay que conservar, sabe…

Hasta Dios debe conservarla.









Galaxia espiral barrada o brazo en espiral

jueves, 20 de noviembre de 2008

Al Ñato


Como ese satélite que se perdió en el espacio;
Llevando canciones de los Beatles
Y fotos de la tierra
Y humanos saludando en varios idiomas.
Como una botella de naufrago
En medio del cosmos,
Lanzo un escuálido mensaje
Desde un rincón irreconocible
Del universo
Para decir,
Lo que se tenga ganas de decir
Aunque sea más
Por cultura que por pruebas.

Vuele entonces este mensaje
Adonde tenga que volar:

Dios, si es que estas ahí
Estoy en la tierra.
Si, si
Ese currito sigue funcionando
Ni me preguntes como ni por que
No, no…a mi ni me preguntes
¿Quien te crees que soy???
El de las respuestas se supone que sos vos.
No te manifiestes en el cuerpo de nadie,
Ni en oriente, ni en occidente
Ni en ninguna parte
Solamente dejanos hacer
Lo mejor que podamos
Sin cargar con la culpa.
Por favor
Ni te metas
Por favor, por favor
Ni te metas
Yo no se por que esa costumbre de la gente
De meterte en todas partes.
Y decile a todos tus enviados contemporáneos
Que se dejen de joder de una buena vez.
Ya todos sabemos que no los manda nadie.
Son como cuentapropistas.
Autónomos…

El comercio de la fe se ha puesto difícil, señor.



Esta bastante mal eso de los mandamientos eh?
Algunos se repiten, otros están torcidos,
Alguno vale la pena y alguno mas se contradice.
Esta jodido también eso
De los pecados capitales
Con poner un cartelito que dijera:
“De todo; pero con moderación”
Era más que suficiente
Viste que a vos la gente te cree.
Cualquier cosa te creen
Y ni hablar de lo que dicen
Que les dijo un profeta
Que vos dijiste
Ya no se bien si alguna vez
Dijiste alguna cosa
Sobre las cosas
Que se pueden y no se pueden.
Que se deben y no se deben
Que son prohibidas
Ni de los pecados mortales
Del pecado original
De pecar de pensamiento
De pecar con la intención
Y de pecar de inocente,
Pecar de confiado,
Pecar de buen tipo
Pecar todo por todo
Todo el tiempo
No es muy fácil respirar asi sabes?
No da muchas chances.
También es bueno que sepas
Que si te vas a ocupar de algo
Tendrías que arrancar por el hambre si?
Y dejémonos de joder con eso del juicio final
Si vamos a caer es hora que sea
De una buena vez
Y sino basta de amenazas
De pistolas en la cabeza
De mala saña.
En cuanto a tu hijo
Ya el resolverá en terapia
Lo que le corresponda
Solo espero que se perdonen mutuamente
Por ese episodio de la crucecita
Al otro, al que echaste de casa
Al que se hizo oscuro
Al que se envició
Al que se tentó
Bueno, a ese…
Deberías haberle tenido la rienda mas corta
O no quejarte después.
Ya se sabe, de tal palo, tal astilla.
Asi que hágase cargo y póngale los puntos
Y déjense de jugar ambos
Al gato y al ratón con nosotros.
Cansa bastante, de verdad.

Ahora de pronto, le hablo de usted
Nunca se bien si tomarme la confianza
O ser más formal
No se que queda bien
En estos casos.
Pero llegado hasta acá
Confianza más, confianza menos…


Si va a salvar o condenar
Tenga celeridad
Y un poco de mejor ojo.
Trate de hacer justicia divina antes que corra sangre.
Es un detalle que para nosotros,
Pequeños nosotros
Suele ser importante, sabe?
La verdad que le esta saliendo
Medio torcido esto de la justicia divina
De un tiempo a esta parte
Un tiempo largo por acá, le diré.
Por mas que no entienda usted que
Esos instantes que deja en pasatiempos
De este lado sean una eternidad
Y si es menester hacerse cargo
También estaría bueno que nos deje mas claro
Eso del libre albedrío
Asi de una vez por todas
Sabemos si nos quedamos en el molde
O por fin nos hacemos cargo nosotros
Sin que nos castigue por hacernos cargo
Pero nos diga que somos libres.
Asi que mejor más clarito si
Esta turbio eso
Esta muy turbio.
Por lo pronto
Hasta que vuelva por aquí,
Si es que alguna vez vino,
El currito lo atendemos nosotros
Y nos hacemos más que cargo
De nuestras penas y nuestras alegrías
De nuestras tardes y nuestras mañanas
De nuestras muertes
De nuestros nacimientos
De nosotros mismos

Y ojo, que no se malentienda eh?
No es que yo venga a ponerle los puntos…
Faltaba más
Como si pudiera

Pero un poco de dignidad hay que conservar, sabe…

Hasta frente a dios hay que conservarla.
.
.
Foto de la galaxia Helix, llamada "El ojo de Dios"

jueves, 13 de noviembre de 2008

Hijo


Que te aproveche ver amanecer
Que te suban los valores y te bajen los precios
Que sean más las buenas cosas que contar
Que salga velada la foto de la pena
Que te descubras haciendo algo nuevo
Que te pierdas en charlas sin sentido
Que te atrapen las historias de otros
Y que a otros atrapen tus historias
Que te suba la fiebre alguna vez
Que te duela algo por dentro y por fuera
Que sepas lo que es la tristeza
Que descubras el amor en una esquina
Que la alegría te gane sobre todo
Que haya música donde vayas
Que viajes solo por la ruta alguna vez
Que bailes en todas partes
Que te saques los zapatos mas seguido
Que luzcas ropa nueva un miércoles
Que te compres el juguete
que de chico no pudiste tener
Que te sientes a escribir
Que entiendas la distancia y la nostalgia
Que ames a tus hermanos
Que hagas amigos para siempre
Que pruebes el chocolate
El vino
El sexo
Que seas salvaje y desquiciado
en algún momento del camino
Que no sepas que hacer con tu vida
Que descubras una pasión algún día
Que marques la vida de otros
Como los otros marcaran la tuya
Que llores por las mismas cosas que puedas reír
Que encuentres alguna gente por la que darías la vida
Que juegues mucho en la vereda
Que te rías
Que te despiertes al lado de una mujer hermosa
Que comprendas el amor
hasta pensar todo por dos
Que te mueras de miedo
Y que lo enfrentes en cada oportunidad
Que aprendas, para todas las cosas,
cuando ya es suficiente
Que nunca sufras hambre

Que te emociones
Que te quieran tus hijos
Que tus nietos te admiren
Que entiendas que tus padres
No son perfectos
E incluso te lastiman a veces
Pero que hicieron, con el alma,
todo lo mejor que pudieron
Que es todo lo mejor
que puede dar una persona
Que te conviertas en tus deseos
De vos mismo.
Que siempre estés rodeado de gente que te quiera
Que llegues a muy, muy viejito
Y que un día te vayas pudiéndote decir

“He sido feliz”

Eso me gustaría para vos, hijo.

Lo demás… por el camino que vos quieras.

jueves, 6 de noviembre de 2008

En el fondo


Marea de sueños, dolor de panza
Licor barato, neón roto que titila.

Yo te dije, no me sigas que no me interesas
Y vos me dijiste que no te importaba
Yo te dije dejame que me vaya
Y vos insististe con seguirme
Y si me mareo me mareo
Yo cruzo la calle cuando quiero cruzar
Y si vomito es cosa mía y no tenes por que mirar
Saca tu mano de mi espalda,
no me compadezcas como a un idiota
Yo no se nada de nada
Tengo miedo y no es por vos
Es por todo lo demás
Por todo

Yo no te digo como ser mas o menos puta
Y vos haces tu trabajo igual
Yo no te cuento la verdad de nada
Porque para mi la verdad no existe
Vos no quieras que entienda nada de todo esto
No preguntes por que estoy borracho
Por que estoy un toque mas arriba
Por que me brillan los ojos
Y ahora me cuesta respirar en el piso
Siempre pasa a esta hora, después se va.
Siempre pasa.

Hay miles de cosas para hacer
mejores que seguir un borracho
No me pegues, no llores
No me putees porque yo no te puteo.
Dejame en paz
Yo te dije no me sigas
Siempre me llevas a un estacionamiento
horrible como este
Yo te pedí algo?
Eh?
Te pedí algo?
No me digas mas eso que decís siempre
Es como un cuchillo
Y me persigue desde la mañana
y me entretengo en estupideces
hasta que la ginebra me borra la memoria de lo malo
No me lo digas más,
casi no hace falta ya de tanta vuelta
por la cabeza.
Ya lo escucho solo sin que abras la boca.



Soltale la mano a la tristeza.
Es la tristeza la que te tiene anclado

jueves, 30 de octubre de 2008

Al aire libre



El la esperó en un rincón de la calle mojada y despojada casi de su día en la oscuridad mas perdida de la ciudad. La esperó con los crisantemos y el calor. La esperó con la lluvia y las ganas. La esperó por los días que fueron ardor en otro tiempo. La esperó con un nudo en la garganta. La esperó llegando al límite de él mismo.
Cerró los ojos despacio y los abrió apenas otra vez para ver lo que dejaba ver la lluvia. Ahí, al aire. A la libertad del aire. Cuando el gris de la tarde larga era mas que todo. Cuando gana el agridulce de corazones por sobre los otros sentimientos. Ahí la esperó en la libertad. Como esperaba el aire, también libre, que ella lo atraviese y se le acerque. Que ella elija y le de rienda al galope del pecho que le hacia respirar hondo de vez en cuando, para recuperar el aire.
Ahí se miraron desde lejos sabiéndose uno sobre el otro con tanta fuerza…tanta…
Como si los uniera el calor de la calle y la humedad al calor de antaño.
El pensó que no soportaría más lo que sentía. Ella se supo frente al hombre que la descubrió de entre todo el resto de la gente, el que la supo única.
Él, frente a la mujer que lo hizo mas y mejor.
Y entre tanta fuerza en el medio. Tanta que nada a no ser el aire y el agua hubiera pasado por entre ellos que se miraban a la distancia. Entre tanto sin decir y tanta vida, la locura dejo paso al sosiego y se supieron a un paso de la libertad y la belleza. Y a veces eso es algo que no se puede soportar, de tan grande.
Entonces ella se dio vuelta y se fue. Caminó despacio por donde vino y se dejo llevar por la inercia, casi sin poder entender la tristeza que la lastimaba. No se dio vuelta ni miró más lo que le tocaba la espalda todavía.
La vio caminando. Supo que una parte de él se había vuelto aire para siempre. Y la dejó ir.
La dejó ir.
Y supo también que no volvería nunca más a ser lo mismo, que una sonrisa menos tendría justificativo, que el agua correría como corría esa noche para los dos. Supo que no era más que viento y humedad. Traspolado en naturaleza por un instante, se sintió débil para hacer cualquier cosa que no sea dejar quietas las rodillas y esperar que todo pase.
Un rato después, cuando ya se perdió la imagen de esa espalda y ese pelo en la calle oscura, atinó a moverse otra vez.
Y en el movimiento casi oyó el nunca más que había llegado.


Todavía siente que algo le tira adentro cuando se acuerda de esa tarde al aire libre.
Foto: Robert Doisneau

viernes, 24 de octubre de 2008

Lo otro que nadie reclama


¿Hacía falta?
Hacia falta dejar eso también? Todo eso además? Y otro poco después? Y siempre alguna cosa que queda escondida que ha quedado en la repisa, en la caja de los apuntes, en el placard. Siempre alguna cosa para que en medio de la mudanza te pregunten, ¿“esto es tuyo”? y uno no sepa que decir. Mío no es. Pero no es de alguien que fuera a venir a reclamarlo. Es mas, son cosas que quedaron a mi cargo. Sin preguntar demasiado si yo las quería.
Y basta con mirar el aparador y ver los mismos vasos, los platos blancos con líneas azules, el termo de mil noches de estudio, la lata de la yerba y el envase de los fideos.
Me queda mi sombrero mezclado entre todas esas cosas, como un bastión de las cosas mías entre tanto desplante de cosas nuestras que se me aferran, como un chico que se perdió, por no saber adonde ir. Por huérfanas se aferran a mí esas cosas. Por no tener mejores opciones.
Sucede que con el tiempo, Lo que se veía ajeno, uno se lo empieza a apropiar. Lo que era de dos en un momento, con el uso de todos los días, se empieza a volver cada vez más cotidianeidad y cada vez menos significante. Porque se puede renegar una vez o dos por esas cosas. Pero después no queda más que soportarse mutuamente. Que el termo se digne a cerrar. Que muestre la mueca, la forma. Que los platos dejen de resbalarse en la pileta. Que mi inconciente se acomode a todo eso, le encuentre la vuelta a los objetos, le saque la ficha a los afectos y siga adelante.
Y en medio de la lucha por la convivencia conmigo y con las cosas que definitivamente nadie va a reclamar jamás, me doy cuenta que lo que fue ruina no era mas que la casa en la que había que vivir, por no haber otra. El aire que hay que respirar por ser el único, las vueltas que se dieron y se dan, por necesarias. El miedo a no saber que pasa mañana y no poder llevarse adelante. El terror a eso. A hundirse.
Y luego un día viene la pregunta.
A hundirse en que? Llevarse delante de que? De donde? Llegar? Adonde hay que llegar?
Y se ven las cosas que estaban cuando nadie las reclamaba y siguen estando ahora sobre la mesa de la cocina. Las biromes y los lápices, el cucharón de la sopa, los cuadros, los discos grabados, las cartas.
No hay lugar adonde llegar. Solo se camina y se construye.
Lo abandonado no quedo donde quedaste vos. Sino sobre mi lado.
Al principio pensé que era una desgracia. Después entendí las ventajas que tiene inmunizarse de algunas estupideces. Ver solo lápices donde hay lápices, termo donde hay termo, cucharas donde hay cucharas. Y nada más.
Ahora, después de un tiempo, todo eso es mío. Enteramente mío, sin división de bienes de las migas que quedan en la sobremesa.
Te sorprendería ver todo lo bueno que pude construir, con lo que había, con lo que sobraba, con lo mucho que además tenía yo.

Te sorprendería ver en que se convirtió una vida que no será jamás la tuya.
Por tu elección en un principio.


Y ahora, porque lo elijo yo.
Foto: Capitán de su calle

jueves, 16 de octubre de 2008

Reloj


Tengo un reloj de pulsera al que se le salio el 4.
Esta dando vueltas en medio de todos los demás números.
A veces me traba las agujas. Es un cuatro díscolo que se salio de su lugar.
Cuando se pone revolucionario detiene el tiempo.
Tengo un cuatro que no quiere conformarse con lo que le tocó. Quiere otra cosa y se mezcla, molesta, distorsiona. Se entrecruza con las agujas y hace que el statu quo se despedace entre los minutos.
Es un cuatro al que no le gustan como corren las cosas. Se sale de sus carriles. Del “deber ser” de un cuatro. Es un número que ahora es todos. Un número que se instala sobre el once o sobre el seis porque se le da la gana.
Uno podría elucubrar que el cuatro se ha rebelado contra los demás números, pero no es asi. Es necesario contar todas las partes de esto.
Hace un tiempo atrás hubo una gran rebelión de números adentro de ese reloj. Los números empezaron a saltar de sus lugares de manera repentina y misteriosa. No solo el cuatro. Los otros también. Apenas quedó algún bastión de inmovilidad sobre el diez, un enclenque once, el ocho, si mal no recuerdo y también la mitad del doce. La parte del uno.
Mi abuelo, un hombre de decisiones firmes, no dudó, ni bien encontró ese reloj, en apaciguar ese desplante de minúsculos que trababa las horas donde mejor se les cantara.
Entonces, el relojero de mi pueblo, un experto en esto de apaciguar rebeliones temporales, puso manos a la obra en la reconstrucción del orden público, detrás de ese cristalito. El relojero los números los discutió mas tarde con mi abuelo en la boleta, pero en cuanto al reloj, no tuvo duda donde tenia que estar cada uno. Así volvió mi abuelo un día a casa con las aguas más calmas y cada número en su lugar.
“Ahora no se van a salir mas”, me dijo, que le habían dicho que dijo el relojero.
Así estuvieron las cosas por un tiempo hasta que el asunto quedó sepultado por alguna otra novedad que nada tuviera que ver con eso.
Nadie más, ni yo mismo siquiera, se volvió a ocupar de esos números y las agujas que los marcan.
Hasta que un buen día volví a mirar el reloj como lo miré un montón de veces, una tarde cualquiera en cualquier lugar. Una tarde bien entrada, con el sol ya amagando a bajar. Una tarde que podría haber sido esa o cualquier otra, pero fue esa. Lo miré más por costumbre que por interés.
Y marcaba las 12:53
Y ahí si le presté atención. Marcaba la hora que se suponia que no debia marcar.
En primer lugar eché culpas a cada parte. Los engranajes, la pila, las agujas, el desperfecto mecánico, cualquiera sea, que pueda sufrir un reloj. Y después lo vi, suelto. Muy orondo el, cruzado entre el minutero y el segundero. Desafiando la autoridad ante la impávida mirada de un peatón que se siente en derecho de acomodar los números y dejarlos quietos, porque le han contado que así fue siempre y así debe ser.
Sospecho que el cuatro no conspira solo. Sospecho que las agujas y los otros números son parte de lo mismo. Sospecho que el cuatro solo es el que se animó. Y que los otros lo siguen en silencio, le ayudan a armar el acto que él ejecuta, lo ayudan a trepar al cenit o al ocaso. A veces para que se note que algo se mueve, es menester que lo demás sea parámetro de quietud.
El cuatro talvez muestre que el tiempo se detiene cuando se hace fuerza y uno se cruza en el medio. Cuando se anima el cuatro a salir de su rincón y pasear. Cuando se sabe cuatro y se ve como tal, pero se para sobre el doce y sin que nada lo detenga. Porque puede.
A los golpes acomodo el reloj. Tratando de desencajar el cuatro de entre las agujas. O en su defecto debo parar toda la maquinaria para volver a ponerla en hora. Es un trabajo engorroso. Pasa seguido. Varias veces al día. Molesta.
El caso es que yo no notaba a ningún número de mi reloj. Y ahora hablo del cuatro. Lo noté. El caso es que lo saqué mil veces de lugares indebidos y siempre volvió. Más que terco.
¿Quien me manda a mí a dejar pasar eso todavía?
Se sabe que es cosa de minutos arreglar ese problema de segundos que dejan de correr. Fácilmente se vuelve al cuatro a su lugar y se lo deja quieto.
Hace un par de días noto que mas allá de la intromisión inoportuna de mi cuatro díscolo, les está costando a las agujas subir más allá de las diez menos cuarto. Como si se hubieran unido a una rebelión que me sorprende con nuevos adeptos cada día.

Parece que no hay mucho tiempo futuro que tenga ganas de marcar mi reloj. Le gusta mas bien el rpesente.
Viene siendo momento de ver que quiere decir un reloj que no corre hacia el después, sino que se detiene en el ahora.
Un reloj que anuncia algo. Algo hoy. Algo ahora mismo.


Todos me dicen: ¿Por que no arreglas ese reloj?

Yo digo: Por el momento, a mi me gusta mas así.
Foto: Capitan de su calle

jueves, 9 de octubre de 2008

Lo que nadie reclama


Corresponde que a esta altura, cada uno se haga cargo de lo que le toca. Pero como hay cosas que quedan dando vueltas sin que nadie las reclame, es mejor que se tomen medidas sobre esos asuntos. No sea cosa que lo que en un rincón se vuelve abandono, empiece a echar mal olor cuando menos se lo espera.
No era mucho, de todos modos.
Entró todo.
Fue acomodado con premeditación. Cronológicamente para que no te pierdas ni un solo episodio. Cada cosa impalpable de esta caja, te dará una imagen que espero te quede grabada como a mi. Hay un poco de todos los horarios de todos los días. Hay sensaciones de cada vez. Y si bien algunas son de mi autoría, no cabe duda que te pertenecen. Busca bien. Hay de todo.
Hay días de trova y risa, otros de dolor oculto y sangre en las manos. Días de sol a la mañana y nubes más tarde. Hay días que no salen como quisiéramos y otros que si quisiéramos hacerlos no nos salen. Hay tardes que me iría a respirar aire puro fuera de nuestras miradas en la mesa. Hay noches que tendría que matar para sentirme mejor. Hay regresos del trabajo que suben el tono de la pelea y acusan por demás. Hay hechos con muchas posiciones que tomar ante lo mismo. Hay días de sabor a poco. Hay tardes que huelen a humedad de sótano. A mosto abandonado, a bilis. Hay agrios que perduran en el paladar, hay camisas manchadas y medias sucias. Hay mucha barba en esta cara, que debería emprolijar. Hay cosas que hacer allá afuera y yo sin salir.
Hay días que es mejor quedarse adentro de uno, por más aire que se tome. Hay consignas que se olvidan demasiado rápido. Hay ganas de no chorrear lamentos por todas partes y no se puede. Hay ocasos que se vuela demasiado al ras. Hay tardes que llueve mugre. Hay ceniceros llenos y libros a medio leer. Hay por demás cosas que rememorar que podrían nombrarse.

Hay siestas de rebalsar de pena.

Hay veces que quisiera decirte que te odio. Hay noches que me voy volando a donde quiero. Hay mañanas imaginarias entre sabanas y desayunos que parece que nunca pasaron. Hay firmeza en la voz y calma en los ojos. Hay un puñado de palabras que doy vuelta. Hay una explicación escuálida. Hay adioses para hacer dulce.
Hay una espantosa miseria de buenos ratos.
Y sin embargo te regalo lo que queda. Te lo doy, te lo envuelvo para regalo y te lo dejo en la puerta. Te dejo el silbido bajo de quien se va despacio y sin hacer ruido. Te dejo las palabras que encontré tiradas, te dejo los sobres sin carta que había en el escritorio. La luna menguante que quedó sin estrenar en la ventana. Un cardumen de defectos pequeños que siguen la corriente. Un combinado de penas y glorias, mas de las primeras. Seis meses de lujuria en el congelador. Un proyecto de nada. Cuatro acordes, un poema maldito, dos de Benedetti, uno mas, un poco cursi, que escribí alguna vez.
Te dejo todo en una cajita en la puerta, con esta carta.
No me preocupo demasiado. Si queres tirar todo, tiralo. Si queres guardar algo, guardalo. Si no ves esta caja, perfecto. No la veas. No me interesa. No me hago mas cargo de todo esto. No creo ni que te des cuenta que esto está en la puerta de tu casa.
Pero si ese milagro llegara a pasar, a esta altura prefiero que seas vos la que por una vez se pregunte

¿Que hago ahora con todo esto?

jueves, 2 de octubre de 2008

De como era antes

Entre Aries y Sagitario
Diógenes y Confucio
Leonidas y Jerges
Los cruzados y los galos
Cesar y Alejandro
La fusa y la corchea
Leonardo y Miguel Ángel
La cocina y la pieza
El punto y la línea
El riesgo y la apuesta
La casa y el trabajo
La cena y el almuerzo
La espada y la pared
La piel y la carne
La mente y el cuerpo
El amor y los amantes
El verso y la poesía
La puerta y la llave
El espacio y el tiempo
El valor y la locura
La vista y el tacto
El orgasmo y la muerte
El sol y la tormenta
El cielo y la cama
La tierra y la historia
El mar y la distancia

Ahí
Justo en el medio

Ahí nos sentíamos

Foto: Robert Doisneau

jueves, 25 de septiembre de 2008

Los que andan ahi afuera




Estuve el otro día con una amiga sacando fotos en el Cementerio de la Recoleta. Ella, avezada fotógrafa, lucia una vieja Zeiss Ikon, alemana. Un viejo guerrero de la fotografía que supo ser herramienta de corresponsal en otras épocas. Amante de la vieja escuela, cambió rollo mientras pudo y sucumbió luego a los beneficios de la digitalidad. Eso le permitió algo menos de romanticismo, pero más disparos. No es lo mismo, claro. Pero sirve.
Ella sacó esta foto. No se entiende bien que significa, asi como asi. Pero en su contexto toma otra forma. Y lleva un mensaje que vale la pena mencionar.
En el cementerio de la recoleta, abundan los carteles turísticos que indican los fastuosos mausoleos de las familias mas mentadas de nuestra historia. Apellidos que son sinónimo de las más diversas cosas. Aberrantes tradiciones, belleza de discursos, movimientos oscuros, espejos de colores, vanas glorias. Bueno, sabemos lo que han hecho de todo esto.
Y en el medio de los Sarmientos y los Mitres, de los Avellanedas y los Roca; un pequeño cartel recuerda algo mas.
Un modesto graffiti de costado y algo bajo para la lectura, se acuerda de los apellidos que tienen todos. Los que no dejan marca en mausoleos, los que escriben sin palabras la historia de aquellos que lucen las medallas.
Miles de años pasaron desde que empezaron a verse los ríos de sangre que sellaron a fuego el relato de la humanidad. Miles y miles de apellidos que no conoceremos nunca, fueron los que son solo relato de números, en el mejor de los casos, cuando no apenas una mención a pie de página.
Cuantos Gonzáles o Fernández, habrán ido hasta Paraguay con Mitre. Cuantos Fueron fusileros y cuantos artilleros. Cuantos escribas contaron los que tantos otros obreros o esclavos hicieron con las piedras al formar cada pirámide. Cuantos más llegaron a los polos y cuantos hicieron la muralla china. Cuantos…
Quienes?
Que apellido son los nadies? Que nombre se le pone a lo que será recordado solo como la fuerza de choque, el frente de trabajo, la población activa, los del montón, la mayoría.
El vulgo.
Quienes eran ellos?
Quienes somos?
Ahí, en medio de los mausoleos, entre las tumbas fastuosas de los grandes líderes, esos hombres estirados, llenos de mármol hasta la coronilla; ahí en medio del lustre de los bronces, a alguien se le ocurre una pequeña mención. Una recapitulación de apellidos populares. Un cartelito que insinúa. “los comunes y olvidados, por acá.”
Y una vez que uno lo lee, resulta casi ofensivo todo lo demás. Resulta ofensivo el entorno. Esos nichos, esos mausoleos, ese cementerio de gente que parece menos muerta por estar mejor cubierta. Como un salón de la fama de los finados en donde se encuentran lo apellidos de los que sacaron chapa de haber hecho, pero nunca fueron capaces de decir: “fueron los mismos de siempre los que lo hicieron”.
Los de siempre. Los que remaron, los que pusieron el lomo, los que les construyeron esas tumbas, los que fundieron ese bronce haciendo cañones y luego lo volvieron a fundir para hacer placas. Los que no se llaman, los que quedan afuera, los que se entierran en campos populares con placas populares.
Los que en los libros de historia, parece que no estuvieran haciendo nada mientras se hacían los países y los imperios.
En todo esto veníamos pensando. Fotografiándolo.
Y en el medio del paseo y el pensamiento, encontramos algo mas.
El mausoleo en homenaje a la guerra olvidada de la historia argentina. La guerra con el Paraguay. En la puerta del pequeño rincón, dos estatuas de tamaño natural presentan dos soldados en formación, custodiando la entrada.
Ese hombre de la entrada es un nadie como cualquiera de nosotros, pero de bronce. Uno que murió en el frente o tal vez sobrevivió para contarlo. Ese que fue modelo de la estatua, quedó como pequeño y olvidado testimonio de los que no se nombran.
Sepamos todos entonces, que un tipo como uno, una fisonomía que uno se podría cruzar en el colectivo, un tipo que no sale en los billetes, que no tiene nombre, es el mejor testimonio de todo lo dicho. Uno que no tiene apellido patricio, que apenas si sabría escribir, se cuela en el bronce dando aunque sea una vez, un tiro para el lado de la justicia.
Para el, que nos regocija pensando que uno de los de este lado se les coló en los homenajes. Vaya esta imagen para que todos lo conozcan. Mitre estuvo en esa guerra. El también, y se jugó mas.

Así que allí estábamos, mirando de cerca un cartel improvisado y una estatua de un nadie que se cuela entre los “Alguien”. Mirando de lejos un país al que no pertenecíamos, con lideres que no eran nosotros.
Los que no tenemos un apellido patricio, vivimos y morimos allá afuera, sin que queden mausoleos por eso. Como el muchacho de esa estatua colada en la gloria que alguien quiso arrebatarle y le corresponde.
Asi que, después de todo; ante tanto nombre de ciudadano ilustre, vaya esta vez el brindis para los demás, los que no se nombran, los que no tenemos apellido en los libros de historia, los que quedamos detrás cuando se dice Fulano ”y su ejercito”, Mengano “y su equipo”, Sultana “y sus allegados”.
Para los que callados hacen grande lo que otros lucen en sus charreteras. Sin ánimos demagógicos ni patrioteros, pero a ver si pasa, de una vez y para siempre. A ver cuando el trabajo silente y constante, vale por la verdadera importancia que tiene.
A ver cuando toca un homenaje a gente que haga cosas comunes.


Y con eso valga de verdad estar haciendo algo bueno por crecer.






Foto1: Paula Gatius
Foto2: Capitan de su calle










miércoles, 17 de septiembre de 2008

Cincuenta minutos con Alvarez


Ah… Álvarez…que voy a hacer con usted? Me borro? No voy mas? Me privo de sus comentarios sagaces? Me abstengo de sus balas de cañón que no suenan cuando caen? Licenciado….
Pareciera que habláramos un dialecto parecido. Mire que le habré tomado saña Álvarez. No sea cosa que en 50 minutos me venga a desmenuzar actitudes que me han tomado años. Mire que me ha dado bronca tantas veces. No Álvarez. No le voy a permitir. Mire que yo soy un tipo de convicciones. Venga a aclararme lo que quiera pero no me diga que yo…
Bueno…no se… bueno…yo…
Porque me dice eso?
Yo lo dije? Yo no lo dije
Yo dije eso???
Yo que dije? A ver? Recapitulemos.
No se Álvarez. Usted me pierde. Me pierdo en lo que dice. Me pierdo.
Bueno, esta bien. Yo también lo leí. Es un fallido fantástico. Se relame Álvarez. Se sonríe. Y yo con cara de bobo. Usted que juega a conocer y yo a desconocerme. Usted entiende que los tiempos son los que hacen falta cuando de buscar se trata. Ni manual ni formulas mágicas. Usted que dice que yo…
No.
Usted no dice. Yo digo. Y usted mira y se prende un cigarrillo. Y no dice nada. Nada.
Y yo que digo y si no digo no se habla. No me diga nada. Nonono. Ni se gaste. No me diga nada ya se. Yo que tengo que contar y usted que me devuelve el discursito armado de otra forma, usted que me acomoda palabras y las pone en la mesa.
Si Álvarez. Tengo un miedo terrible. Usted ni lo cuente. Bueno, no lo va a contar. Confidencialidad profesional, claro.
Y yo que hablo. Y usted que ni se gasta. Nonono… ni me hable Álvarez.
Bueno si, hable…bueno…quiero decir. OK…yo también leí ese. Fallido que me dibuja. Sesgo que me marca, barrradura que me cubre. Complejos, neurosis, fobias. No me desvíe. Oiga, oiga Álvarez!!! Charlas de psicoanálisis. Seminarios de Lacan. Y el recuerdo del viejo Sigmund. El viejito bueno que fumaba. Que era tan bueno que decía, “me equivoqué, no me crean, eso. Créanme esto”.
Nono…no me desvíe, que usted me da aire para que no me ahogue en obsesiones, pero los dos sabemos de que hablamos. Y me charla de serrat, de historia antigua. Y yo embalo como un gil, Álvarez. Usted me saca temas y yo agarro viaje. Y usted sabe de mi gusto por las palabras. Entonces usted se relame de palabras. Banquete de palabras para Álvarez de un tipo que dice, mientras habla de cualquier cosa. Ok Álvarez. De que nos toca hoy?
Dora? El hombre de las ratas? Lo dicho? Lo no dicho? Cine talvez?
De Marx? De Karl Marx? La ignominia más ignominiosa. Que frase…
Me sorprende. No esperaba que arranquemos por acá. Mucho más me sorprende arrancar por estos lares y terminar en mi infancia o en mi presente o en mis amores o no se que. Que tengo yo que ver en todo esto???
Ja! Mire que pregunta le tiro Álvarez.
You are the one Álvarez…you are the one… you have the touch.
“Hablemos de conchas” me veo diciendo; frente a una mesa llena de caracoles.
Esas cosas que usted tiene Álvarez. Y después se ríe claro. Se me ríe a mí que sabe que me río de mí más que de nada. Y claro que me río. Si me he escuchado diciendo cada cosa…
Y lloro, bueno…también…alguna vez. Ni lo diga. Ni cuente esas cosas Álvarez. Confidencialidad profesional.
Si me apellidara Borges podría escribir un mejor relato de todo esto Álvarez.
O seriamos un mejor dúo cómico.
Por lo pronto, como corresponde. Nos vemos el miércoles.
O cualquier cosa lo llamo y le aviso.
Ah y gracias por cambiar el horario de sesión Álvarez. No podía. No me daba el tiempo.
No podía?
No me daba el tiempo? Que me tiene que dar el tiempo?
Que estoy diciendo Álvarez? Bueno. Basta. Hasta acá. Dejamos acá? Je…
He aprendido a reconocer mejor mi neurosis. Por lo menos se cuando decirme a mi mismo que es hora de parar el pensamiento y pasarlo a acción. Que no es poco.
Actuar. Justo yo…Actuar.
Solo una breve reflexión. No lleva a nada, aparentemente. Vio como es esto Álvarez. Lleva su tiempo.
Usted siga haciendo por ahí, quiere? Ponga la oreja y prenda otro pucho.
Tiene fuego? Me convida? Que es este encendedor de cocina Álvarez? Es poco serio. Bien, sirve…gracias Álvarez.
Hoy tengo algunas cosas que contarle.
No sabe lo que me pasó… Muy raro. Muy loco todo.
Yo se que me va a entender Álvarez.
Por loco que parezca, yo se que me va a entender.
Me saco el sombrero.
“Chapó” Álvarez.

Gracias por eso.

jueves, 11 de septiembre de 2008

En el club (De como se entra y de como se sale)


En la película “el club de la pelea” Edgard Norton y Brad Pitt (que en la película son más o menos la misma cosa) caminan por la calle conversando sobre la vida. De pronto sale de un autoservicio, un empleado. Latino el, representación fílmica de la condición humilde.
Brad Pitt le pone un arma en la cabeza. Y empieza el cuestionario.
Le pregunta por su vida, sus hijos, sus aspiraciones. Le pregunta si hace algo además de trabajar.
El pobre tipo, en el piso, cuenta que tiene hijos, que empezó a estudiar pero dejó; que su trabajo no le deja tiempo. Que quiere otra cosa pero no puede.
Entonces Pitt, martillando el revolver sobre la cabeza del pobre infeliz, le dice algo como:
__Mañana te vas a inscribir otra vez. Le pedís tiempo a tu jefe y estudias. Y te recibís. Porque voy a volver. Te voy a estar vigilando y si no te recibís, te mato.

Un día caminas por la calle. Un día llegas a tu casa sin darte cuenta casi. Embebido en pensamientos que se ocupan de otra cosa. Cuando uno camina nunca se ocupa de caminar. Siempre de otra cosa. Es pensar en movimiento y eso siempre es bueno. Un día llegas por la esquina de enfrente. Un día miras para la calle y ves la señora que trastabilla con la rampa de discapacitados de la esquina. Ves que se va, como en cámara lenta directo al medio del asfalto. Ves que el transito de buenos aires es indiferente a estos detalles. Un día no sabes por que, siendo tan cobarde para tantas cosas en la vida, observas el funesto cuadro de una anciana caída en la calle y te tiras sin la mas mínima conciencia de nada. Un infante en el cuerpo de un tipo. Un desquiciado.
Un día levantas a la señora del piso y sentís el ruido enorme, grave y ahogado que viene de enfrente tuyo. Un día levantas la mirada y el 151 acaba de frenar a un escaso metro de tu cara.
Un metro. Esa es la diferencia.
Un día el chofer te mira como si no entendiera que haces en la calle. Recién ve a la señora cuando se levanta. Y abre los ojos frente a una persona que estaba casi bajo su colectivo y no vio. Vio un tipo arrodillado en la calle.
Un día ayudas a la señora a sentarse en el bar y te vas a tu casa.

Y pensás.

Mucho.

Pensás en el chofer, héroe para recordar, que acostumbrado a la selva capitalina, se libró, gracias a sus reflejos, de matar dos personas. Pensás también en el mismo chofer, llegando a su casa y diciéndole a su mujer. “Hoy no pude frenar y maté a dos.”
Pensás en la gente entrando a este blog y diciendo “Que raro…no publicó nada”. En tu analista preguntándose por que no fuiste a la sesión y llamando a un celular que no contesta. En tu madre que no te ubica y tus amigos que te invitan a reuniones a las que no vas. En tus jefes insultándote en mil idiomas por comprometerte con trabajos a los que no llegaste, ni llegas, ni llegaras nunca. Nunca más.
Pensé en las publicidades de la calle que ya no conocería, en las modas que no usaría nunca, en la jerga que de la cual no sería parte. Pensé en mi vida y mis culpas y mis preocupaciones y mil cosas más.
Pensé en la señora que el chofer no vio y en que hubiera hecho mi neurosis si no hubiera ido al piso y por el contrario, hubiera sido testigo de la macabra foto del colectivo y la doña.
Pensé si hubiera pensado: “Pude hacer algo y no lo hice” o simplemente “Que desgracia”. Y ya… a seguir viviendo. A contar la anécdota en un asado.

___ Che, ayer en la esquina de casa, un bondi mató un vieja.

Y pensé en otra persona diciendo en su asado:

___Che, ayer el 151 mató un pibe en la esquina.

Y después de eso charlar de fútbol.
Y así pasar, sin pena ni gloria por el pensamiento de alguien. Una vida como la mía. Que no será la gran cosa, pero es la mejor y la única que tengo; para otro se convierte, sin maldad ninguna, en un simple comentario de asado.
Y ya está… te fuiste. Hasta siempre.

Pensé en eso también. Por obvio que parezca. Pensé en mi, muerto.
Incluso me lo dije.
“Murió Pablo”

Decitelo a vos. No lo digo con el apellido, para que Stellita no se infarte cuando lea. Pero probá. En vos alta, Con nombre y apellido. Vas a ver lo que se siente.

Esa noche descubrí varias cosas.
Cuidado, no voy a relatar una peli de domingo. No quiero un bar en la playa ni voy a salir corriendo por la carretera en un descapotable robado ni ninguna estupidez de esas. Para nada. Me di cuenta que a pesar de todo, mi vida está bastante bien y estoy mas contento de lo que creía con eso.
Le pedí perdón a una mujer y le dije a otra que la amaba. Y seguiré haciéndolo con los días, porque ninguna de las dos me aceptó. Y eso me pareció bien. Tengo que seguir pidiendo perdón y seguir diciendo que quiero a la gente que quiero y seguiré haciéndolo hasta que se crea y se corresponda. Porque así es. Porque así debe ser siempre. Escribí sobre mis amigos, llamé a mi familia y supe que pronto los iba a ver, preparé mi parte en una fiesta. Me probé un saco sin culpa por comprarlo. Me tomé un día para no hacer nada en la semana sin que la cabeza me queme.
Dije que no.
Elegí.
Incluso hasta me puse nervioso y me angustié por alguna estupidez.
Y me fundí en el alivio de no vivir a suero.

No quiero caer en el panfleto de la vida hermosa ni nada de eso. Yo no se mucho como es esto de llevarse adelante a uno mismo. Creo que me voy enterando en el camino. Como todos. No me interesa plasmar un power point sobre el valor de la vida, pero a veces parece como en la película. A veces da la sensación que alguien viniera y te pusiera una pistola en la cabeza. Te sacara de tus miedos y te dijera al oído:
“Te voy a estar vigilando, mas vale que hagas todo por ser feliz, porque sino te mato. Voy a terminar con la vida de mierda que tenés porque no la mereces”

A veces un neurótico necesita empujones que pueden ser un poco drásticos. No sabes por que te dormís. No sabes cuando te vas a despertar.
De todos modos, lo mejor de esto es poder seguir sentándose al teclado, sacando cuentas, peleando un empate y por que no, una que salga bien y sea victoria.
Lo mejor, por trillado que parezca, es poder seguir pasando por cosas y al final decir:

Así es la vida.

Porque si lo decís, es porque todavía estas en el club.

Todavía estas en la pelea.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Por mil años mas


Se nos casa el cholo. Se nos casa y nos deja una sensación extraña. Ya hay varios que están en eso de convivir y tener niños, pero el caso del cholo y Adelina es distinto. Son la única pareja que conozco que en lugar de casarse de apuro, buscan un hijo antes de llegar al matrimonio, para que ella se case con panza. Son los únicos que pusieron el gancho y los únicos con los que preparamos el rito de la ceremonia y la fiesta. Cosas que acontecerán a la brevedad.
En medio de todo esto, fue muy bueno poder organizar una despedida de soltero de esas que no se olviden nunca. Una despedida para despedirse de lo que no se va a recuperar mas. La soltería, el rito de la soltería. La alegría de un grupo de pelotudones que van y vienen por el día y la noche en grupo, cagandose de risa por las estupideces más incongruentes. Y que disfrutan en eso.
No voy a entrar en detalles de todo lo que ocurrió en la famosa despedida, no viene al caso. Me remito a apuntar que duró unas 23 o 24 horas corridas. Desde la mañana de un día hasta la mañana del otro, sin parar.
El caso es que el asunto empezó con un extraño partido de fútbol mezclado con picada y fernet.
La mitad tuvo que salir por temor a perder los ligamentos. La otra mitad tuvo que salir porque entrar a destiempo y romper piernas. No por mala leche. Por falta de aire.
La charla se sacudió desde los créditos hipotecarios, las fiestas organizadas, los niños que vendrán, la experiencia de ser papá, la locura de la gente, lo caro que está todo. Claro que también estuvo el momento para arremeter contra la falta de pelo, la panza que crece, los pantalones que no entran, los pendejos que están terribles y no se que cosa mas…
Y de repente miras la mesa. La misma mesa de los últimos 15 años y te decís…
Estamos grandes.
Si. Estamos grandes. Fue muy raro darse cuenta de eso. Ver a los mismos tipos que conoces desde los 6 años, creciendo. Ver las rodillas que ya no aguantan todo el partido. Ver mi cabellera perdida en una foto, la panza del que nunca tuvo panza. El consejo del que ya es papá para el que va a serlo pronto.
Estamos poniéndonos viejos y es muy impresionante verlo.
Es decir. Nosotros somos unos 15. Con los que más, nos conocemos desde la primaria. Con los que menos, desde los 14 años. Esas caras las vimos siempre enfrente y no percibimos que la vida venia empujando.
No te das cuenta. Siempre ves al pibe de 15 que se empedaba con vos en el baile de la primavera. Siempre al que jode en la mesa, al que hace enojar a todos, al que anda colgado, al que se desubica.
Y de repente no ves más a los pibes. Ves tipos. Señores que llegan a los 30. La adolescencia se fue. La primera juventud fue un suspiro. Ya no hay charlas de boliche. Ahora se habla de otras cosas…
Dicen que los amigos de chico se pierden. Que no pasa eso de seguir viéndose y el tiempo y la vida hacen que todo se vaya disolviendo.

Yo me estoy quedando pelado. Me falta el aire para el fútbol y tomo mas fernet, pero mas despacio. Durante la semana soy un tipo responsable y prentedo cierta profesionalidad. Lo mismo el doctor, el técnico, el licenciado, el empleado administrativo y cada uno de los tipos que son esos pibes en la semana.

Pero un día, casi como naturalmente, nos juntamos.
Y ahí empieza despacio lo que será un solo salto un par de horas después. Un abrazo en una pista. Un fenómeno de masas increíble.
Yo quiero de eso en la vida. Yo quiero tener cerca tipos que sepan lo que fui cuando tenia ganas de mil cosas y la vida no me había golpeado como a ellos. Quiero mirar a un tipo y saber que sabe quien soy. Quiero cuidar el rincón en el que puedo tener menos pelo o más panza, pero siempre, siempre, puedo volver a tener 17 años, sin que me juzguen por eso. Porque la fiesta continua, porque los pronósticos nos mintieron, porque se suma y se sigue. Porque la Alegría de lo que somos no es mas que el reflejo de todo lo bueno que hemos sido.
Y de todo lo mejor que seremos.
La fiesta terminó saltando al son de “la reina de la bailanta”, en un bar de La Plata, tomando cerveza, a las 8 de la mañana.
Y por ese momento no fuimos cuotas. No fuimos números. No fuimos sueldos ni discusión, ni desamores ni papeleo, ni nada más que nosotros mismos.

Porque emociona saber que se levanta otro fernet y se brinda por lo de siempre.
Por el doctor, por el licenciado, por el técnico, por el actor, el estudiante, el padre, el casado, el bancario, el que no vino, el que va a ser papá, el que se enoja. Porque es increíble ver que los años no rompen lo que las leyes de la amistad dictan con el tiempo.
Porque emociona ver el camino por atrás y por delante y poder seguir brindando por lo mismo:

Por los pibes. Por todo lo vivido.


Por mil años más.

jueves, 28 de agosto de 2008

Como Alí


Un niño le pide una firma en una foto al mismísimo Mohamed Alí, Cassius Clay, el del bailecito de la bicicleta en el ring, el de la mano de hierro, el campeón olímpico de box en roma 1960, el que sobro a Sonny Liston cuando era campeón del mundo y el era apenas un muchachito. Lo tiro al piso, le contaron 10 y él con 22 se convirtió en la leyenda. El mismo que gano y perdió con Joe Frazier, el mismo que ganó y perdió con Leo Spinks. El gran Casius que perdió el titulo y fue a la cárcel por no ir a Vietnam. Se convirtió al Islam, conoció a Malcolm X, y fue casi un Mesías en un continente destruido
El que le ganó a un Foremann invencible en África, que peleó y ganó en 15 rounds con George Chuballo, el hombre al que Bonavena dijo haberle pegado la trompada de su vida y el apenas apoyó la rodilla en el piso.
Al que de niño, a la edad del niño de la foto le robaron si bici. Buscó un policía y le pidió que atrape al ladrón para molerlo a palos. El policía le dijo…que mejor primero aprendiera a boxear.
El que le pregunto a su madre como se llamaban esos carteles luminosos.
__”Marquesinas” le dijo la madre.
__”un día estaré en una marquesina mamá”: dijo el.
El mismísimo al que la 1º vez que entró a un gimnasio le dijeron que era muy flaco…que no podía boxear.
El gladiador moderno. El personaje. El dios del box.
Nada era. Nada. Otro negro mas que no llegaría a nada. Otro ser inferior de esos que no se debían educar. Otro que seria chanza de blanquitos.
Se abrió paso como supo, como pudo. A veces pienso que hubiera podido hacer de tener un pincel en la mano, un cuaderno y un libro.
Que determina la capacidad de un hombre y que su fortaleza.
El niño apenas lee, pero mira revistas, escucha radio, ve televisión y va a los estadios con su padre. Sabe quien es ese hombre. No lo olvidará jamás…Un día el será un hombre también. Y tendrá la obligación de levantarse cada vez que bese la lona por la mirada que lo miró una vez de niño. Por los ojos de gladiador que se abrieron paso. Porque solo con el tiempo sabrá que es uno de los pocos seres en el mundo que han tenido peso en una foto al lado de él.
Porque no le faltaran caídas, porque le dirán que es demasiado flaco para esa pelea, porque será muy joven para campeón, porque tendrá que confiar en él mas que todos para que todos confíen.
Porque tendrá que aprender que a pesar de todo, se puede. Y se demuestra a fuerza de ir pudiendo cada vez.
Se puede, a fuerza de poder.
Y cuando se diga que no quedan reflejos, que se pasó el cuarto de hora, que se perdió la magia, que se fue el tiempo de la gloria, que no se puede vencer. Entonces será momento de otro rato para entrenar. Otro golpe de la nada, otro baile, otra bicicleta, otra marquesina. Será cuestión de ver los ojos negros del guerrero en los ojos del niño. Será cuestión de una gota más de sudor.

La que hace la diferencia.
Hay pequeñas cosas que pueden marcarte para siempre.
Hay luchas que no se abandonan nunca.




Gracias, mil gracias Bill Peronneau por sacar esta foto

jueves, 21 de agosto de 2008

Clasificado


Caballero de mediana edad, pelo marrón, altura normal, de ojos redondos, comunes, contextura promedio. Amante del deporte y la literatura, el cine y los paseos. Busca señorita, que se preste al dialogo y la risa. Con pocas pulgas y ganas de vivir, que se comprometa con el disfrute y sepa entender lo que se dice sin decirse. Por mi parte garantizo discreción y puntualidad, experiencia en arrebatos y duración indefinida, mate bien preparado y gusto por lo dulce y por lo amargo. Apego a lo sencillo, el arte en casi todas las cosas y la música como banda sonora de todo lo que pase. Sinceridad a la hora de sentir y doble cuota de neurosis. Mal humor a la mañana solo si no es con cama compartida.
Se requiere detalle de gustos, hobbies y placeres, tener miedo y no ser perfecta, no privarse del vino y la buena cena, que sea afecta a los silencios como a las palabras. Que no sea amiga de la intolerancia y desacomode sin temores la penumbra cuando haga falta en ambos.
Adjunto garantía de escucha solidaria, de cariño sin melosidad y de danza en ámbitos no convencionales. Dedicación y poemas. Flores para fechas alegres, y quien le dice, alguna canción también.
Prometo la carencia de eternidad tanto como las ganas por tiempo indefinido. El amor si se vislumbra y la amargura compartida. Me reconozco curioso por los cuerpos, por lo que se solicita ausencia de algunos pudores específicos. No soy de los que aparecen al simple llamado, mas bien de los que gustan de la rienda poco tirante y el tiempo para que todo suceda. Soy bastante feliz con lo que hago, por eso es menester poner pasión en cualquier cosa que se emprenda. Prefiero equivocarme por eso que por lo contrario.
Si tiene ganas de quedarse acurrucada, sepa que tiene donde. Si un día llora no soy de los que huyen. Si le dan ganas de matar también prefiero la trinchera. Si siente algo puede decirlo con libertad porque prefiero lo que se expresa.
Como aditamento prometo algún asadito, facturas a la mañana, una cama tibia, un buen rato cada vez, muchos ratos si suceden. Cuando aparecen las caricias soy de escapar a la primera y acostumbrarme al resto. Si es persona de carácter sepa que yo también y me gusta lo que se arma si sale de buen lugar.
Para decirle mas y siendo franco, tengo ganas de caricias y siestas largas, me gustaría abrir la puerta y encontrarla, detenerme a mirar como se mueve, como lee, como descansa. Me gustaría la escucha y el tiempo de los dos, la ternura y el silencio, las películas, los domingos con lluvia, el pote de helado compartido, las medias y los pijamas, las piernas entrecruzadas en las sabanas y el juego entre los dedos mientras se mira tele. Me gustaría el beso suave y la mañana fría, el amor por la piel y aunque mas no sea, alguna pequeña ceremonia que le reste puntos a la muerte.
Dejo las ansias y el dolor a un costado, descontracturo una armadura vieja en pos que se me vea bien. Doy la opción de creer si es que eso suma.

Adjunto mi perfil con dirección de correo. Envíe foto de las que le gustan como sale y de ser posible que no sea en un cumpleaños. Yo le enviaré una sonriendo y con sombrero panamá.
Agradezco su tiempo y disposición.
Si le ocurre que se hace preguntas, garantizo discreción y franqueza.
Si le ocurre que esta triste, yo se de lo que está hablando
Si le ocurre que no sabe que decir, sepa que también me suele pasar.
Si le ocurre la alegría llame.

Desde ya, muchas gracias.

jueves, 14 de agosto de 2008

Salvar cambios


Salvando velos, distancias, artesanías.
Salvando del sol y de la tierra
Salvando mañanas, puntajes, demoras
Arrebatos, locuras, medios tiempos
Salvando orquídeas y malvones
Salvándome de tu perfidia
De las lunas de mas, de los rincones
De la lucha voraz por la alegría
Salvado en la distancia y en la noche
Salvado en la piel y en las caricias
En la risa que fluye como lava
Como erupción del volcán de la tristeza
Y saca todo afuera para bien del alma

Salvo un regalo de reyes,
Una sobremesa en el patio
Un chocolate de postre
Un minuto con el miedo
Una luz en la puerta de entrada
Un amor viniendo desde lejos
Y llegando cuando duelen las ausencias
Salvo un sueño que no abandono
Mis recuerdos de ayer y de mañana
Mi amor que quiere dejarse llevar
La voz de una llamada
Un pijama con pantuflas
Y unos pies fríos y tristes

Salvaré las imágenes más fuertes
El ruedo de tu vestido blanco
Las flores bordadas en tu pecho
El beso que robe una madrugada
La vergüenza del primer encuentro
Las tablas de cientos de escenarios
En redoble de tambores en verano
La apuesta doble de la fantasía
El invierno crudo de la pena
La pieza oscura que desnuda el mito
Y despierta la verdad.
Salvaré en mi memoria
Lo mas profundo de los ojos que he visto
La sonrisa que insinúa en un brindis
Desde el otro lado de la mesa
El delirio de la sal que surge de la piel
La lucha en el living, el vino tinto
El juego solapado por las escaleras
El despertar de la conquista.

Salvaré mañana cada cosa de todas esas.
Pero temo jugarme pasadas truncas
Con esto de recordar cada minuto
Por eso, porque no me cuesta tanto
Es mejor dejar constancia

No sea cosa que la niebla del olvido,
Haga que no sepa aunque sea
Algo de lo que he sido
Cada vez que he sido feliz.
Foto: Capitan de su calle

miércoles, 6 de agosto de 2008


…and while we spoke of many things
fools and kings
this he said to me
"the greatest thing you'll ever learn
is just to love and be loved in return"

Nat king Cole


Yo extraño la dulzura de los besos. La llevo adentro, casi olvidada y sucia. Memoria vieja, postal de otros inviernos. Deslucida memoria de los besos, desteñida por el sol. Y por más que empuje con todas mis fuerzas, hay pantanos de los que no se sale. Yo me acuerdo de la ternura que se fue y me da grima, escozor, mas que ternura. No por mala. Por abandonada.
Entonces dejo el cargamento en el pantano y me decido a la búsqueda. Me despido al final de mi memoria y busco presente. Y me propongo encontrar en los rincones de las vías, por las calles con adoquines, por las tiendas y los mercados. Miro la distancia de los cuerpos y me llevo a la cercanía, doblo mi cintura y apoyo mis manos en el suelo frío. Y no por eso estoy vencido. Descanso de mi mismo cuanto puedo y nunca dejo un segundo de mirar mi lucha, de prolongar el camino. Yo se que no es fácil, que sabremos mañana como lo hicimos y no ahora mismo. Se también que uno no sabe nada hasta que tiene enfrente ese susto que hace que las sensaciones reboten por adentro. Que se pierde la niebla en las palabras de los enamorados, que todo se ilumina distinto. Que la soltura de los cuerpos del amor no se imita con desafíos de pieles y de sabanas.
Se que todo es cuestión de tiempo y que encontrarse es lo mas difícil de lograr en este mundo, pero también lo mas maravilloso.
Se que a veces no es como uno quisiera ni tampoco en el mejor momento, ni tampoco en el lugar mas indicado; pero que se reconoce al instante el impulso de lo que no se mide.
Y claro que en el medio las batallas perdidas suman más. Pero eso no quita ni un gramo de hermosura, de deleite por lo que se presenta como una sorpresa. Como un regalo de reyes, como una serenata de verano, como la lluvia sobre la chapa a la hora de la siesta.
Esa sensación, que se extraña tanto que se olvida. Se vuelve solo palabra, hasta que vuelve. Esa mueca en el rostro que sale sola y que hace que uno ande en babia por la vida, creyendo en las estupideces menos oportunas. Esa imagen que es una sola imagen reflejada en todas partes.
Y entender que el fuego quedo vivo a pesar de las tormentas. Y que empieza a hacer cosquillas por adentro.
Dame una noche y un vino y otra charla mas como esas que tenemos, en las que se pierde el hilo por nadar en ideas diferentes todo el tiempo. Dame una charla mas, llevemos las copas y salgamos a fumar al patio, un cigarrillo.
Y mirémonos si queres otra vez a los ojos y veamos los caminos que pasaron para llegar otra vez hasta acá. Hasta el sentimiento que arropa en el frío de la calle. En la dulzura de una sonrisa que reverdece lo marchito, que une los sables quebrados, que bebe del agua de las manos juntas, que acaricia el tiempo, no lo tira.


Mirémonos entonces una vez mas, en el amor de todos los tiempos pasados, recién llegado hasta vos.
Mirémonos entonces, en los milenios de amor de otros lugares, que tocan a mi puerta.

miércoles, 30 de julio de 2008

Lobo


La tormenta no pudo, lobo. No pudo. No nos hundió. Y eso que rugió con todas sus fuerzas… más que nosotros dos en la batalla. Más que todo. Empujó hasta el fondo y sin embargo seguimos, cada uno de su lado, sacando la cabeza del fondo y respirando.
Mientras tanto, haciendo caso a la pulsión, avanzamos atados al juego de muerte que nos caracteriza.
No abandonamos nunca el rencor por ser el otro y que el otro nos embeba de su esencia. Y eso que me perdí entre la maleza y me encontraste. Y eso que corrí por el bosque y me hundí en la estepa más oscura, en pos de perderte el rastro y no pude salir ni un segundo de mi olor y tu vapor al olerme. Mi respiración llamaba a tu gruñido. Mi aliento dejaba la estela que necesitaste siempre para llegar hasta el borde mismo de nosotros. Mira que hubo momentos en los que casi nos encontramos y sin embargo, la oscuridad no nos dejó vernos.
Entonces, un día como cualquiera, sentimos el aroma de la batalla acercándose. Pero esta vez la tormenta dejó de ser solo el contexto para ser furia, dolor y golpes, viento y destrucción. Esta vez la tormenta no quiso ser solo escenario y fue protagonista. Y ahí todo cambió sin que entedamos que estaba pasando.
Cuando solo quedó lo que sobraba de nosotros, luego de golpes y vueltas en el aire., cuando bajó el viento por un instante y nos encontramos en el ojo fatal de la tormenta mas grande, ahí mismo, solo con nosotros, nos miramos sin rencores a los ojos. Vimos la sangre fluir de nuestras heridas, nos supimos lastimados por el huracán. Ahí donde el dolor es moneda corriente yo saque de adentro lo ultimo de mis fuerzas y caminé hacia ti con la guardia mas baja que recuerde, en el ojo tormentoso que nos cerca de calma, de la calma del centro. Caminé y caminaste sin que surgiera ni por un segundo, un ápice de violencia en nuestro movimiento. Lo que habría sido carne desgarrada en otro tiempo, hoy era solo el andar, casi automático, de dos seres que son uno solo en el medio de sus almas.

El llanto fluyó de todos los ojos, el dolor se calló la boca por respeto, el amor se dio vuelta para no ver la paz casi mortal de los contendientes que se miraron.

Entonces yo llegué hasta enfrente de la brasa de tus ojos y supe que el frío no me mataría aquí. Que el dolor de mi corazón es el mismo que el del tuyo. Que somos la misma cosa. Entonces te abracé, lobo. Te abracé y me dejé estar en el frío del pelaje húmedo de nieve y sangre. Y te dejaste estar en los brazos que buscaste con camorra vil y gruñidos cada vez que pudiste. Los brazos que antes quisieron matarte.

Ahora la tormenta sale de su centro y el resto de la tempestad azota la faz de la tierra. Sin embargo los rivales se sostienen uno al otro y se dejan sostener.
Una vez ahí, arrodillados y silentes, el viento huracanado fue una brisa para ellos. Los árboles volaron arrancados en el aire y el castigo de las ráfagas destruyó todo.

Sin embargo, nosotros fuimos piedra milenaria, dolor eterno, tregua de sangre que sobrevive y deja respirar. Fuimos lo que estaba antes del huracán y seguirá ahí cuando se vaya.
Pronto el sol aparece, como aparece desde siempre.
La ultima gota pega en medio de los dos. Mil años nos quedamos sentados frente a nuestro Némesis. Mil años y mil días más frente a nosotros mismos.
Ahora crujen los huesos que se levantan del letargo de los siglos. Ahora se cuartea la tierra y la hierba que nos cubrió durante milenios. Ahora salimos de lo que nos tapó y nos dejó juntos bajo la superficie. Ahora no nos separamos más, Lobo. Sabemos que somos uno. Será cosa de acomodar las entendederas a nuestra pérfida compañía. Ya no conocemos lo que vendrá adelante, pero somos seres de mar y bosque, un poco de cada cosa. Seres que se preguntan que sucede en el horizonte que se pierde.
Estamos listos para caminar, al final de cuentas. Porque para eso estamos hechos. Porque para eso están hechos los horizontes.


Para caminar.

miércoles, 23 de julio de 2008

Tempestad (acerca de las pequeñas personas que quieren pelear)


Tormenta. Descarga bruta de la naturaleza. Destrucción de aquello que intenta resistir su fuerza. Despliegue y enormidad que es mucho mas que todo.
Dios se enoja y grita. Zeus se pierde entre rayos, Tor golpea su martillo. Eolo despliega sus mantos de fuerza sobre la superficie de la tierra. Neptuno estrella sus crestas sobre murallones que resistirán solo lo que Neptuno quiera. Y luego serán tapados, comidos por las olas.
Luego, la nada se muestra por un segundo. Hay un silencio total. Se detiene el tiempo, el viento, el espacio. Ahí, justo ahí, cae la primera gota. La que nadie ve, la que nadie siente. La primera de todas, parte desde el cielo, haciendo punta. Quebrando el velo que contiene el agua de los dioses y dejando caer todo. Y ahí si; el viento sopla y la tierra tiembla y el barro sale desde abajo. Las hojas vuelven a vivir otra vez llevadas por el viento y el aire se llena de gotas y nada puede esquivar la tempestad, la violenta manifestación de la naturaleza.

Luego, un pequeño ser humano mira hacia arriba. Ve la capota gris, agua que cae, truenos.
Abre su paraguas, esa hormiga, ese triste ser dentro del interior de lo mas recóndito y escondido del mundo. Allí en el fondo. Apenas un punto. Un casi nada.
Mira el cielo desde su pequeñez que cree importante y guarecido en su paraguas, en su pequeño y florido techito móvil, alcanza a mascullar:

“Que día de mierda”

En ese momento, los dioses enfadados, envían una centella candente que fulmina al individuo y termina la insolencia de sus palabras.
Todos se asustan al sentir el terrible estallido, el milimétrico homicidio meteorológico, pero nadie se sorprende que se haya hecho justicia ante tanta desfachatez. Como uno, desde su pequeño lugar, sin saber ni como ni por que, va a juzgar livianamente la calidad de un día solo porque llueve.

Bueno no…a decir verdad… no…un segundo.
Repasemos.

Hasta “Que día de mierda”, esta bien. Eso pasa.
Lo demás no. No pasa nunca.

Sucede que las tormentas no se pelean con el hombre común. No discuten con la insignificancia de los seres humanos.
Sucede que asi, la naturaleza se ocupa de cosas importantes y deja lo minúsculo, para los minúsculos.
Sucede que asi sucede.
Como las vacas no se pelean con el pasto.
Como uno no se pelea con el moho que sale en la junta de un azulejo. Por mas que desde adentro alguien esté gritando “Que hombre de mierda”. Uno no escucha.
Limpia.

Así, la naturaleza, sabia también en esto, no permite que haya grandes discusiones entre tamaños diferentes.

De modo que usted señor, que tiene su paraguas y reniega de la lluvia que le da utilidad. Usted que se queja más de lleno que de ofendido, usted que toma como personal que truene en el cielo, es bueno que sepa que del otro lado de la lluvia no lo oyen.
Patalee si quiere. Haga berrinches en la vía pública y desgarre sus vestiduras en pos de llamar la atención de los dioses indiferentes de la tormenta.
Nada va a pasar. Porque su reclamo es nimio y caprichoso. Porque caprichoso es el reniego sin fundamento, porque usted se vuelve reclamo y nada más.
Devánese en señales y mire todo el tiempo para arriba, si le gusta. No va a parar solo porque usted quiera.
Pero bueno, no se ponga mal. Si tiene afección al melodrama siempre puede pelearse una tarde de lluvia, con señoritos en paraguas que se quejan porque los tienen. Incluso puede pelearse con su paraguas y con su existencia y gritarle a los demás paragüeros que es un hombre infeliz y desdichado, porque llueve.
Pero por favor señor…por favor… por lo que más quiera.
No se pelee con la tormenta.

Porque para discutir con la tormenta, hay que arrancar tronando.
Porque para pelearse con la tempestad, hay que ser tempestad.



Sino ni se gaste.