lunes, 27 de abril de 2009

Platón y las bacterias


Platón decía que el cuerpo era una molestia para el desarrollo de las reflexiones importantes. No puedo dar fe de lo de Platón, a mi no me lo dijo él. Además me suena un poco a comentario de Pizzería, pero dado lo que escribió el griego este después, bien puede ser que se refiriera a todas las cosas que hay que hacer en cuanto a lo físico: Baño, vestimenta, alimentación, necesidades fisiológicas, sueño, descanso, etc. Toda esa cuestión entorpecía al parecer el desarrollo del mundo de las ideas, que se supone mas elevado que la cosa carnal.
Platón vivió hace unos 5000 años en Grecia. Si bien eran gente dentro de todo higiénica en comparación a algunos de sus vecinos, también se puede decir que no eran el summum de la impecabilidad. Quiero decir, antes la gente era más roñosa.
Las necesidades fisiológicas se hacían con más libertad y por que no, detrás del matorral más oportuno. La alimentación, aunque muy elaborada en esa zona y desarrollada hasta el arte, no significaba demasiada preocupación para un pensador que no carecía de un pan blanco de trigo candeal ni de un banquete bien servido que no necesitaba cocinar él mismo. No vamos a entrar en una perorata de géneros porque no viene al caso, hace 5000 años los tipos no cocinaban. Los tipos como Platón no hacían casi nada. Más que pensar. Lindo curro, pero hay que ser muy despierto.
El largo de su cabello y de su barba nos hace pensar en un hombre que si bien no era el insocializable de Diógenes, que vivía en un barril como el chavo del ocho, tampoco era un señorito de la estética emulador de pobre diablo de Narciso.
Así y todo, parece que este tipo afirmaba que ocuparse del cuerpo nos distraía de lo esencial.
Él mismo, que escribió “El banquete”. Que loco che.
Yo no creo que Platón creyera que el cuerpo era una carga. A los fines prácticos de su teoría puede que no sirviera, pero me gusta creer que el tipo decía eso, porque en realidad sospechaba algo funesto en esos excesos.
Hoy, 5000 años después hay que hacer 4 comidas por día, equilibradas en carnes y vegetales, sin exceso de grasas ni azucares, tomar leche descremada con menos de 100.000 bacterias por mililitro y un tarrito de un lactobacilo con no-se-que defensis, comprarse zapatos y zapatillas, tener mas de dos pantalones, usar corbata en algunos ámbitos, pasarse hilo dental, lavarse los dientes, hacer buches con limpiador, cepillar la lengua, las paredes de la boca y las encías. Bañarse todos los días, usar desodorante de axilas, de cuerpo, de pies, antitranspirantes, perfumes, ropa limpia, afeitadoras y en el caso de las féminas y de algunos hombres pos modernos, cremas anti age, anti sequedad, anti grasitud, bronceantes, con un cuarto de crema humectante, con aroma de coco, con centella asiática, con menta y con eucalipto. Ah, y claro, además es recomendable el ejercicio.
Si queres cagar bien, tenés que tomar un yogurt. Si queres dormir bien, melatonina, pero lo mejor es alimentarse con fibra y tomar dos litros de agua por día. Una barra de cereales nos da el número que cierra las cuentas cuando se trata de calorías. Y parece que es mas sano alimentarse varias veces al día con cosas de bajo contenido calórico y graso. Es decir, hay que alimentarse con cosas que no alimentan.

Cuando era chico me gustaba mucho ir con mi hermano al campo a visitar a mis tíos. Nos quedábamos varios días investigando todo lo que estuviera suelto. Durmiendo gallinas, corriendo chanchos, lo que sea. No queríamos dormir mucho. Nos gustaba levantarnos a la mañana para hacer cosas en el campo. Cortar chala, juntar los huevos, darle el maíz a las gallinas, en fin, cosas de campo.
Cuando nos levantábamos, mi tía siempre tenia un jarro con leche sobre la cocina a leña, pero a nosotros nos gustaba agarrar un vaso de la alacena y correr hasta donde estaba mi tío, que a esa hora ordeñaba por segunda vez. Caminábamos entre los animales calientes y el bosterío de un tambo de chacra y cuando lo encontrábamos agachado en el medio de todas las vacas, le pegábamos el grito. Él primero nos decía buen día y nos daba un beso a cada uno. Después agarraba los vasos y nos ordeñaba la leche directamente ahí. Tibia. Y con espumita. A mucha gente le puede parecer asqueroso. A nosotros siempre nos resultó fascinante.
Y nos corríamos a un costado, ante esa mirada entre atónita y condescendiente de las vacas y nos tomábamos la leche ahí nomás, recién venida al mundo, casi como nosotros.
Eso nos alegraba la vida a los dos y a mi tío en medio del tambo y a mi tía a pesar del grito de “vengan que hace frío”.
Hoy puede que los médicos recomienden otras formas, pero a mi eso me alargó la vida, estoy seguro. Muchas cosas que vinieron después pueden haber acortado mis días. Pero eso no.
Se hace complicado aceptar algunas cosas de esta época empecinada en alargar el tiempo del cuerpo a cualquier costo.
Porque mi vida, dure lo que dure, tiene esas postales de la felicidad.
Y había cuidado y cariño y dedicación y descubrimiento.


Aunque hubiera mas de 100.000 bacterias por mililitro.

domingo, 19 de abril de 2009

TESTIMONIOS


Jorge Marulo era un escritor aburrido. Llevaba una vida asquerosa. Tenía menos pasión que una feta de fiambrín. Hacia tiempo que escribía porquerías y nada más. Es más. Nunca escribió otra cosa que no fueran porquerías. Tenía la misma vida social que un portamacetas, menos carisma que un azulejo, la sutileza de un fusil de asalto y el vuelo poético de un tapir.
Era una porquería de tipo… se daba cuenta…y el muy zángano no hacía nada.
Un buen día se sentó frente al monitor de su vieja PC y abrió una ventana de Word para empezar a relatar otra de las tantas sandeces que solía escribir. Viéndose allí sentado empezó a sentir el miedo de los escritores. El famoso terror de la página en blanco. Trató de controlarse. Respiró hondo. Cerró los ojos y los abrió otra vez. Nada. Todo igual. Intentó calmar su impotencia y su ira. Trato de sofrenar su instinto asesino. Como no pudo se reventó la cabeza contra el monitor.
En el microsegundo posterior al golpe sintió que tenía una buena idea, pero cayó babeando sobre el teclado. El corto circuito que generó lo electrificó y lo despidió violentamente hasta el otro lado de la casa. Vivía en un galpón de ferrocarril. Así que voló unos 25 metros y se estroló bien alto contra las chapas de enfrente.
Al caer pegó la pera contra una viga y fue como si una bolsa de papas diera un mortal para atrás. Cayó sobre un pedazo de locomotora que le hacia de living.
Fue en ese momento que llamaron a la puerta. Era el gordo Valija, un amigo, que venia a cobrarle la merluza que Marulo le debía.
Al escuchar solo un quejido leve en el interior, el gordo tiró la puerta y encontró el estropajo de tipo que quedaba en el galpón.
Amablemente se ofreció a ayudarlo. Lo tomó de la cabellera y lo llevó arrastrando hasta la calle, lo pateó un poco y llamó una ambulancia. Como la gente es copada y no se mete en lo que no le importa, lo dejaron tirado ahí hasta que llegaron los médicos, 45 minutos después.
__“Calculamos mal”, dijeron los paramédicos, después de agarrarle un brazo con una rueda de la ambulancia.
Acto seguido se aprestaron a cargarlo y trasladarlo a un nosocomio. Veloz transitaba el móvil por las calles de la ciudad, tan veloz, que se puso contra un bondi de la línea 39. Salió Marulo volando por la luneta cual pájaro herido y cayó en plena avenida Santa Fe, cuando cortaba el semáforo…Una sucesión de vehículos pasaron por sobre su cuerpo hasta que después de ser levantado por el aire un par de veces cayó sobre un camión volquete salvador.
El camión iba al puerto, donde dejó su carga de porotos blancos de remojo en escabeche adentro de un depósito de un buque mongol. Los porotos argentinos hacen furor en Mongolia.
Un mes después Jorge Marulo despertó en aguas internacionales.
En el terrible viaje Jorge Marulo fue cuidado por un indio wichi que conoció en el lúgubre depósito marino. El indígena había llegado a buenos aires a pasear y se subió al barco a sacarse fotos pensando que era la fragata libertad. Ahora iba rumbo a Mongolia.
En el camino se hicieron amigos, fueron descubiertos a mitad del periplo y obligados a pelar salamines caseros durante todo el viaje, se escaparon al pasar por la india y se fueron a China, caminaron prófugos de la justicia, se enfrentaron al ejercito rojo y llegaron por fin a Nepal, donde unos monjes budistas les enseñaron a respirar por el ocote y a comer salchichón primavera en otoño.
Hartos de la vida de monje se marcharon hacia oriente medio donde conocieron Uzbekistán, Kasakistan, Acastán, Acanostán y Ahorasevan. Y así llegaron al golfo pérsico. En Irak unos extraños soldados los metieron en cana por portación de cara y después de una tremenda marimba de palos, los mandaron en vuelo charter al mas áspero Guantánamo de mister Bush. Después de 6 meses de hambre y palizas, los yanquis se dieron cuenta que estos dos no tenían nada que ver con nada. Les dijeron, “gracias por sus servicios al pueblo americano” y los pasaron a balazo limpio para el lado cubano. Allí pidieron asilo y al poco tiempo volvieron a la argentina.
Jorge Marulo volvió al galpón de ferrocarril 14 años después y encontró todo como lo dejó. Acá los ferrocarriles no se renuevan mucho.
Compró un monitor nuevo y se sentó a escribir.
Y como era de esperar…al muy imbecil no se le ocurrió nada para decir.

Solo delineo un par de frases que decían así:

“Cuidado con lo que deseas, puedes electrocutarte y viajar a Nepal.
Y depende de la vida que lleves…en una de esas haces negocio”

Jorge Marulo, un inquieto personaje de…TESTIMONIOS.

jueves, 9 de abril de 2009

Anosmicos


Mmm…. Delicioso.


Olor a patas

Asqueroso olor a patas
que siento en mi nariz
como un bloque
que me golpea el entrecejo.
Es delicioso oler.
Es algo extraordinario.
Percibir lo invisible
Y saber sin lugar a dudas,
Que está ahí.
Yo no se como la gente no huele mas.
Habría que oler todo.
Todo el tiempo.
Habría que ir por la calle
con la nariz abierta como los ojos.
Para ver con los olores que cuentan.
Y al cabo de tanto tiempo degustando
el mundo por las fosas nasales,
el olfato se volvería una necesidad
ineludible e irremplazable.
Entonces, el sentido mismo se despertaría
de milenios de letargo
en los que fue dormido por la cultura
y aplastado por la civilización,
carente de instintos.
Despertaría el olfato para oler más allá
y más intensamente.
Oler a los otros,
a lo perros, a las plantas.
Pero no encima de ellos.
A la distancia.
Descubrir donde hay agua por el olfato,
donde hay seres de cualquier clase
y saber de cual.
Descubrir incluso todas las demás cosas que se huelen.
El miedo, el amor, la ira, el deseo.
Olerlos todos.
Caer definitivamente en la locura
al oler cada cosa de esas,
multiplicada miles de veces
en un estadio,
en un subterráneo,
en el centro en hora pico.
Oler el atardecer, la mañana, la lluvia, el humo,
los claveles, los alfajores, las semillas.
Oler patas hediondas,
pisar mierda solo por invadirnos la nariz.
Llenar un balde de cáscara de fruta,
oler la carne cuando está cruda,
los cementerios cuando cae la tarde,
los hospitales y los parques,
los jardines de infantes y los geriátricos,
los saquitos de te, las conservas de escabeche
los templos y los cuarteles.
Oler el mundo para entenderlo.
Anósmicos, huérfanos del olfato,
abandonado en los rincones de la evolución.
Sería bueno que no se vaya todavía
y nos deje completamente ciegos,
gobernando un mundo repleto de seres videntes.
Seria bueno que nos guíe por las feromonas y los sudores
A encontrarnos con nosotros mismos
Y con las almas gemelas que se crucen
hechas otra persona, con sus olores característicos.
Y nos sumerjamos en ese olor mezclado
Y que sea la sensación en la nariz
Lo que nos certifique
La garantía de haber hallado un sitio en el mundo
Porque, ya que tantas veces hemos dicho lo contrario
Que se vuelva frase armada, la otra cara también
Valga una vez,
mil veces,
cada vez,
para decir con seguridad

“Esto me huele bien”

lunes, 6 de abril de 2009

Malena



Hoy se surcan los cielos con colores que viajan
Hoy se ordenan los papeles en los edificios públicos
Hoy se ríen las estatuas de los próceres más serios
Se acelera la noria de los tiempos
Se exalta la sangre de alegría
Hoy los semáforos dejan avanzar en las avenidas
Y amaneció con canteros la autopista del sur
En el carril al centro
Hoy hay tregua de conflictos
Se sientan los pueblos a ver que pasa
En una pieza donde flota
La naturaleza manifiesta
Hoy hay mas latidos en 200 corazones
En dos mil
En dos millones
Hay sonrisas en los pasillos
Y aroma de flores amarillas
Y tíos estrenados que se abrazan
Y señoras que sonríen y dicen que si con la cabeza.
Hoy amanece un padre en el ocaso de una espera
Una madre deja de estar sola para siempre
Un cuerpo de vientos toca traviattas
Las marchas se detienen en el centro
Los acertijos se resuelven en segundos
Los amores se encuentran por milenios
El otoño parece haber olvidado su trabajo
Hoy el amor de ayer se hizo mañana
Los tormentos son humo que se pierde
Los dolores roces leves
Las mañanas algo con sentido
Hoy hay un hombre con miedo, de tan feliz que se siente
Hoy hay una mujer que dormita sonriendo
Hoy corren los ríos
Claman las voces
Nacen los peces y los árboles
Y continúa el milagro de la naturaleza
Su curso frenético y certero
Hoy los pronósticos cambiaron de repente
Se agregó un carril al sendero de bonanzas
Se fundió la multitud en un aplauso
Estalló la mesa en risas
Y hay más miel y menos guerra
Más piel y menos peste
Más idilio y menos derrotas
Hoy se conoce la noticia
Una noticia sencilla que esperábamos saber

Hoy nació Malena


Hoy el mundo es un poco mejor