CAUSA: “BASILICA DEL ROSARIO, MAUSOLEO DE BELGRANO”
TESTIGO: FELIPE BARILLI
EDAD: 28 AÑOS
PROFESION: TECNICO EN REFRIGERACIÓN
ESTADO CIVIL: SOLTERO
HIJOS: NO
ESTUPEFACIENTES: MARIHUANA
ALCOHOL: SI
TABACO: SI
ANTECEDENTES: NO
Yo ni siquiera estaba espiando. Ni había prestado atención. Venia del kiosco, de comprar cigarrillos. Mis amigos fueron a buscar los autos y nos íbamos a encontrar en Alsina y Defensa. Fue muy rápido, muy rápido. Unos tipos, yo llegaba a la esquina y unos tipos se pararon todos contra la reja de la iglesia, justo al borde de la reja. Yo me quedé mirando desde lejos iba caminando cuando los vi y me paré ahí nomás, no quise seguir. Me pareció raro, no se, era raro todo. De repente el tipo del medio, el de delante de todos, uno grandote con un saco largo, como un piloto de lluvia, que se ve que era el jefe una cosa asi. El tipo ese, se apoyó en la reja y la abrió. De una. Usted vio el candado que tiene esa reja? Vio lo que son esas puertas? Es hierro forjado. La abrió como si estuviera suelta., como si fuera de tela. Sentí el ruido de la cadena rompiéndose y después el estruendo de las puertas chocando contra los costados y vi que entraron hasta el mausoleo de Belgrano. Vio que ahí está, adelante de todo, el mausoleo de Belgrano. Entraron y se pararon todos enfrente de el. Y el del medio levantó una caja, como de madera, llena de polvillo, que tenia en una mano. Miró la tumba y dijo:
__ “VOLVIMOS. Y ESTA VEZ NO VAS A ESTAR PARA DETENER NADA”
Y entonces empezó a subir como del piso…una…no se como explicarle…una vibración. Una vibración enorme, salía de la calle, venia de la iglesia se lo juro, yo sabia que venia de los tipos, una vibración que estremecía el cuerpo, un ruido ensordecedor pero por adentro, como si estuviera parado sobre la membrana de un parlante. Asi. Pero como si el parlante fuera grande como toda la manzana. Era imposible de aguantar, se lo juro, sentía que el corazón se me iba a salir, todo adentro se movía, casi no podía tenerme en pie. Era un grito, era como un grito que no salía para afuera pero no se podía soportar mas. Y empecé a sentir una presión fuertisima en los oídos, como si me fueran a explotar. Tenia el grito abriéndome adentro y abría la boca y no salía nada, me ahogaba, sentía que iba a explotar ahí, paralizado como estaba. Y la imagen inmediata que tengo es que estoy corriendo. Pero no es que tengo una parte borrada. No, no… es inmediato. Ahora estoy parado en la avenida, y al segundo estoy corriendo desaforado por la calle de la esquina sin poder parar de correr, enloquecido, por favor, por dios, enloquecido le juro, queriendo salir de ese lugar, no sabia que pasaba no entendía nada por favor, le juro que es lo que me pasó es algo que es muy difícil de creer y de explicar, yo lo entiendo pero de verdad que es asi, por favor créame.
Y me seguían pasando cosas, una tras otra. Mientras corría empecé a sentir que el aire no me alcanzaba, quería respirar más y más, como si lo necesitara para algo más que para respirar. Necesitaba meter mas aire adentro mío, más del que podía respirar. Llegué a la esquina de la placita, donde me iba a encontrar con mis amigos. Lo vi a Martín parado al borde de la vereda, me acerqué corriendo y le dije “No sabes lo que pasó sobre avenida Belgrano, en la iglesia, no sabes lo que pasó”.
Y cuando lo miro bien le veo la cara. Estaba desfigurado, espantado, me daba cuenta, le había pasado algo, el había visto algo de todo eso, me di cuenta. Le pedí que venga conmigo y me dijo algo como:
__ Para, acá pasó algo…el señor…
__ ¿Que señor?
__ El señor, el… estaba acá…
__ ¿Quién?
__ El tipo! El tipo que estaba al lado mío…
Y ahí supe totalmente que le había pasado algo. Algo como a mí. Le juro que jamás tuve tanto miedo como cuando miraba buscando esa persona que el decía. Le juro que quería que estuviera, que apareciera un señor de alguna parte, que fuera cierto, real. Quería, necesitaba ver al tipo.
Y no lo encontré.
Se me cortaba la voz como ahora, le juro, pero le tuve que decir:
“No hay nadie, Martín. No hay nadie más acá.”
Foto: Capitan de su calle