viernes, 21 de diciembre de 2007

El ultimo


Cinco pañuelos atados por la calle
La arena que cruzaba por el viento
De resolana pesada y pegajosa
Por la puertas de las casas de un verano
Donde el sol nunca se cansa de quemar.

Cinco pañuelos tirados en la calle
Hay quienes dicen que se lo merecían.
Todas las madres que llaman a sus niños
Y les prohíben la vista de la muerte
Que ellos espían por las celosías

Cinco pañuelos y un sexto que promete
Que observa su destino allá en la esquina
Bajo un sombrero marrón que mira lejos.
Saca un cuchillo brillante que encandila
Y con un ademán, lo llama al viejo.

Un pañuelo tirado por hermano
Todos llevan la sangre de esa daga
Que el gringo viejo sacó de su cintura.
Que levanto con su mano como un rito
Y que clavó en la polvareda, sin premura.

Un grito de guerra como lanza
Se clavó junto al cuchillo en la avenida
Y el sexto, corrió hacia la venganza
Del aquel que se cobró las cinco vidas


El gringo se arrimo hacia su cuchillo
Y se abalanzó sobre la tierra
Rodando con el sexto por el polvo.
Que gritaba la rabia de su guerra

El viejo lo abrazó por la cintura
Tomo la daga, como a un amigo viejo
Y la hundió en la carne de la espalda
Del que tuvo mas rabia que reflejo

Pero en ese momento de victoria
Dando destino, y casi por inercia
Descuidó un segundo la avanzada
Y el muchacho, por muchacho, tuvo fuerza

Y en medio de la siesta y los calores
Donde siempre domina la modorra
Esa tarde hubo dos cuerpos en la calle
Y el amargo final de una camorra.

Pero en medio del duelo de aquel pueblo
Todos supieron la verdad del caso
De los hermanos que buscaron por orgullo
Al guapo descansando en el ocaso

Y si bien hubo lamentos por los seis
Hubo velorio para siete, sin un pero,
Y hubo respetos, al que se fue en su ley,
...A la estampa de aquel viejo cuchillero.

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