
Un niño le pide una firma en una foto al mismísimo Mohamed Alí, Cassius Clay, el del bailecito de la bicicleta en el ring, el de la mano de hierro, el campeón olímpico de box en roma 1960, el que sobro a Sonny Liston cuando era campeón del mundo y el era apenas un muchachito. Lo tiro al piso, le contaron 10 y él con 22 se convirtió en la leyenda. El mismo que gano y perdió con Joe Frazier, el mismo que ganó y perdió con Leo Spinks. El gran Casius que perdió el titulo y fue a la cárcel por no ir a Vietnam. Se convirtió al Islam, conoció a Malcolm X, y fue casi un Mesías en un continente destruido
El que le ganó a un Foremann invencible en África, que peleó y ganó en 15 rounds con George Chuballo, el hombre al que Bonavena dijo haberle pegado la trompada de su vida y el apenas apoyó la rodilla en el piso.
Al que de niño, a la edad del niño de la foto le robaron si bici. Buscó un policía y le pidió que atrape al ladrón para molerlo a palos. El policía le dijo…que mejor primero aprendiera a boxear.
El que le pregunto a su madre como se llamaban esos carteles luminosos.
__”Marquesinas” le dijo la madre.
__”un día estaré en una marquesina mamá”: dijo el.
El mismísimo al que la 1º vez que entró a un gimnasio le dijeron que era muy flaco…que no podía boxear.
El gladiador moderno. El personaje. El dios del box.
Nada era. Nada. Otro negro mas que no llegaría a nada. Otro ser inferior de esos que no se debían educar. Otro que seria chanza de blanquitos.
Se abrió paso como supo, como pudo. A veces pienso que hubiera podido hacer de tener un pincel en la mano, un cuaderno y un libro.
Que determina la capacidad de un hombre y que su fortaleza.
El niño apenas lee, pero mira revistas, escucha radio, ve televisión y va a los estadios con su padre. Sabe quien es ese hombre. No lo olvidará jamás…Un día el será un hombre también. Y tendrá la obligación de levantarse cada vez que bese la lona por la mirada que lo miró una vez de niño. Por los ojos de gladiador que se abrieron paso. Porque solo con el tiempo sabrá que es uno de los pocos seres en el mundo que han tenido peso en una foto al lado de él.
Porque no le faltaran caídas, porque le dirán que es demasiado flaco para esa pelea, porque será muy joven para campeón, porque tendrá que confiar en él mas que todos para que todos confíen.
Porque tendrá que aprender que a pesar de todo, se puede. Y se demuestra a fuerza de ir pudiendo cada vez.
Se puede, a fuerza de poder.
Y cuando se diga que no quedan reflejos, que se pasó el cuarto de hora, que se perdió la magia, que se fue el tiempo de la gloria, que no se puede vencer. Entonces será momento de otro rato para entrenar. Otro golpe de la nada, otro baile, otra bicicleta, otra marquesina. Será cuestión de ver los ojos negros del guerrero en los ojos del niño. Será cuestión de una gota más de sudor.
La que hace la diferencia.
Hay pequeñas cosas que pueden marcarte para siempre.
Hay luchas que no se abandonan nunca.
Gracias, mil gracias Bill Peronneau por sacar esta foto
El que le ganó a un Foremann invencible en África, que peleó y ganó en 15 rounds con George Chuballo, el hombre al que Bonavena dijo haberle pegado la trompada de su vida y el apenas apoyó la rodilla en el piso.
Al que de niño, a la edad del niño de la foto le robaron si bici. Buscó un policía y le pidió que atrape al ladrón para molerlo a palos. El policía le dijo…que mejor primero aprendiera a boxear.
El que le pregunto a su madre como se llamaban esos carteles luminosos.
__”Marquesinas” le dijo la madre.
__”un día estaré en una marquesina mamá”: dijo el.
El mismísimo al que la 1º vez que entró a un gimnasio le dijeron que era muy flaco…que no podía boxear.
El gladiador moderno. El personaje. El dios del box.
Nada era. Nada. Otro negro mas que no llegaría a nada. Otro ser inferior de esos que no se debían educar. Otro que seria chanza de blanquitos.
Se abrió paso como supo, como pudo. A veces pienso que hubiera podido hacer de tener un pincel en la mano, un cuaderno y un libro.
Que determina la capacidad de un hombre y que su fortaleza.
El niño apenas lee, pero mira revistas, escucha radio, ve televisión y va a los estadios con su padre. Sabe quien es ese hombre. No lo olvidará jamás…Un día el será un hombre también. Y tendrá la obligación de levantarse cada vez que bese la lona por la mirada que lo miró una vez de niño. Por los ojos de gladiador que se abrieron paso. Porque solo con el tiempo sabrá que es uno de los pocos seres en el mundo que han tenido peso en una foto al lado de él.
Porque no le faltaran caídas, porque le dirán que es demasiado flaco para esa pelea, porque será muy joven para campeón, porque tendrá que confiar en él mas que todos para que todos confíen.
Porque tendrá que aprender que a pesar de todo, se puede. Y se demuestra a fuerza de ir pudiendo cada vez.
Se puede, a fuerza de poder.
Y cuando se diga que no quedan reflejos, que se pasó el cuarto de hora, que se perdió la magia, que se fue el tiempo de la gloria, que no se puede vencer. Entonces será momento de otro rato para entrenar. Otro golpe de la nada, otro baile, otra bicicleta, otra marquesina. Será cuestión de ver los ojos negros del guerrero en los ojos del niño. Será cuestión de una gota más de sudor.
La que hace la diferencia.
Hay pequeñas cosas que pueden marcarte para siempre.
Hay luchas que no se abandonan nunca.
Gracias, mil gracias Bill Peronneau por sacar esta foto