sábado, 10 de enero de 2009

Mosaico


Como venecitas. Como azulejos pequeños que arman una imagen que de cerca se distorsiona.
Como venecitas incrustadas nos armamos de pies a cabezas en un mosaico irrepetible.
Nos moldea el tiempo, la rutina, los abrazos, las peleas sin sentido.
El amor roto, el kilo de pan, las ventajas que sacamos. Nos moldea con lustre y yeso el rigor y la cultura, la disciplina de los tiempos que corren cuando llegamos. No moldea la casa y la familia, la mesa y la escuela.

No grites en la escuela
Lo hables en la mesa
No tosas en la clase
No cantes en el almuerzo
No interrumpas en el aula
No Bailes mientras cenamos
No discutas en la escuela
No discutas en la mesa
No blasfemes en la escuela
No protestes en la mesa

Como venecitas se pegan al cuerpo y nos hacen una capa arriba de la piel.

Hasta que doblada la esquina de los años no encontramos un día con la quietud de nosotros mismos.
Con el mensaje que nos damos de adentro, con la soledad, con el hartazgo
Y meamos en la mesa
Y gritamos en la escuela
Y cantamos en la cena
Y protestamos en el aula
Y discutimos en el almuerzo
Y blasfemamos en la escuela
Y nos sacamos de quicio en la mesa.

Todo nos sale alguna vez.
Solo que en general, sucede que ya no estamos en la escuela, ni en la mesa, ni en la cena de todos ni en el aula de siempre ni en la época de risas ni en el tiempo de protestas ni en ninguno de esos lados.
Sucede que cuando nos acordamos de todo eso y lo hacemos, ya ha pasado demasiado tiempo en el medio.
Tanto tiempo ha pasado que hasta nostalgia provocan esas prohibiciones.
Tanta agua bajo el puente que parece ingenua hasta la revolución mas extrema de nuestra primera juventud
Tanto tiempo que sabe a dulzura la protesta amarga de esos años.
Lo que daríamos por un regaño de esos en los que no creemos más.

Lo que daríamos por ver la belleza de cada venecita del mosaico que nos íbamos armando.

Lo que daríamos por marcar el tiempo de aquel bullicio,

En los ratos que nos empapa el silencio.

14 comentarios:

Zippo dijo...

Lo que daría por poder volver a pegar cuatro gritos a vena hinchada de los que daba a veces cuando era un mozalbete, Pablo.Sólo para volver a sentir esa liberación.Aplaudo este post.

Capitan de su calle dijo...

Que buena sensacion no Zippo? Era como un fuego.
Hoy se disfruta de todo de otro modo, no se si mas, pero seguro mejor verdad'

un abrazo,artista

Anónimo dijo...

Pienso en ese tiempo y celebro por no tener mas esas prohibiciones, pienso en hoy, que puedo hacerlo, y quiero volver a ese tiempo. Antes era mas fácil todo, no?

beso capi

Capitan de su calle dijo...

Tal vez rubia, lo que era mas facil era sacar el sentimiento. Creo que eso es lo que se pone mas dificil con el tiempo, hacerle caso al impulso.
Pero claro, por otra parte y como vos decis, hay prohibiciones que ya no hay.
Y eso suma muuucho.


beso grande rubia!

Wonder dijo...

Pero vos hablás de nostalgia.
Mirá, hay gente que ni siquiera da el salto o hace el clic que los libere y no se dan jamás el permiso de mear en la mesa, de protestar en la escuela, de gritar en el almuerzo.
Te podrás imaginar que no soy el caso...
Besos, Capi

Capitan de su calle dijo...

Es cierto Wonder, es verdad. Hay gente que no se da los permisos para encontrarse con sus deseo. para rebelarse ante alguien o ante algo, para pelear un par de causas perdidas en pos de ganar otras cosas.

No Wonder, claro que no... yo ya se que usted no es de esa clase de gente.

Café (con tostadas) dijo...

"Qué lejos que queda ahora
esa niñez añorada...
Quisiera mama me mande
que en un cuerito siesteara."

Me recordaste esa canción de Coco Díaz...

Y sí, es así, nos armamos, nos van armando como a un collage de venecitas.

Por suerte algunas cosas quedan, por suerte algunas venecitas las cambiamos de lugar...

En mi casa, sentarse chinito para comer, sentarse sobre la mesa, comer papas fritas con las manos y cantar durante el almuerzo son muestras de civilidad ;)

Capitan de su calle dijo...

para arrancar, usted es una chica que desayuna en pantuflas. Tooodos los dias. Eso incluye pijamas y pelos desordenados y tazas de café y tal vez una vida lejos de los trajes de marinerito y el peinado perfecto.

Venecitas tenemos todos, pero como bien decis, es bueno poder enrocar algunas.

Por sostener causas felices.
Por comer papas fritas con la mano. Hasta la victoria siempre!!!!

besos

Anónimo dijo...

Como venecitas nos armamos y como venecitas se arman nuestros hijos y así también los hijos de ellos. Siempre habrá gritos para hechar al viento y puteadas y rebeliones y revoluciones y es sano que sucedan.
Siento nostalgias de algunas cosas que me moldearon y que no pude o no quise trasladar a mis hijos y me pregunto si no hubiera sido bueno... total, una venecita más no le hubiera hecho mucho. jaja.
Igual, a pesar de la nostalgia, elijo la libertad.
En mí he cambiado alguna que aparece camuflada y ni se nota, pero ya no tiene la misma forma. Shhh!!!, que naide lo sepa.
A pesar del mosaico que se aferra a mí yo he bailado en el medio de una misa, he comido sin cubiertos y he caminado sobre los techos de chapas calientes. He comido las tortas de barro y he desobedecido todo todo... aunque nadie lo vió, yo lo sentí en mi corazón.
Es bueno empezar a hacer la metamorfosis del mosaico. Es saludable.

KT dijo...

Y sí... hace falta gritar y sacar eso de adentro, sobre todo si es una tanto nostalgíco.
Me gustó este post... realmente!

Rapote dijo...

"Todo nos sale alguna vez" para mi significa algo así como "Todo nos podría salir siempre".

En mi familia se utilizaba (y utiliza) mucho un viejo refrán español que reza:

"Quien hace una, hace un ciento.
Dándole lugar, y tiempo..."


Un abrazo amigo,
;) Rapote

Capitan de su calle dijo...

Stellita: Por ahi esos mosaicos se mueven y modifican. por ahi lo que viene de adentro los va cambiando tanto como lo que viene de afuera. Quien te dice que lo que no quiere traspasar se filtra y lo que se quiere marcar se difumina,quien te dice...quien te cuenta como se hacen las cosas y que mosaico va en cada parte. ¿Que se le puede pedir a alguien mas que su mayor esfuerzo? Si eso esta en el tapete, no queda mas que acomodar el dibujo que ha quedado para que se vea como mejor nos gusta.
Asi suelen ser las venecitas de uno mismo. puestas por otros y por uno mismo. Pero al final es uno mismo quien puede moverlas. Y nadie mas. Quien dice que despues de todo, enrocando un par de mosaicos y tirando algunos otros por nuevos, El dibujo se vea bien.
Como mas nos gusta, no?


Mengana: Gritar un par de cosas de vez en cuando no viene mal. Sobre todo cuando los gritos se apelotonan en la garganta y se aprestan a salir.
Quien dice que por lo menos, sirvan para la paz de uno verdad?
besos!


Rapote: "Todo nos podria salir siempre" Suena mejor.
En mi famili hay uno que decia mi abuelo tano:

"Lo que natura non da, salamanca non presta"

El de su familia, doctor, es claramente mas alentador.
Lo tomare en cuenta.

Un abrazo amigo!

Unknown dijo...

En los ratos en que nos empapa el silencio y que también nos otorga la libertad de bailar sobre la mesa, de no bañarnos los domingos, de andar con el alma y los pies descalzos...
Me encantó este post, estoy muy gratamente sorprendida.
Más saludos!

Romina E. dijo...

Sin lugar a dudas mucho daríamos, pero igual creo q lo importantes es marcarlo... pensa q esta lleno de entes que transitan esta vida sin nunca dejar de seguir esas premisas que corroen la individualidad, y ¿lo peor? no lo ven...