viernes, 29 de febrero de 2008

Adioses


Más tarde que temprano llegó la inspiración hasta sus dedos. No había manera de prever que ese asqueroso trabajo editorial, con esos dibujos horrendos, sería el último que su jefe estaría dispuesto a soportar.
El no era un tipo jodido, al contrario, era bastante buen compañero y talentoso; pero odiaba ese trabajo. Lo aborrecía. Así que para cuando se le ocurrió algo bueno, su jefe ya le había sacudido tremenda retahíla de acusaciones, ante la cual el se mantuvo calmado, sabiendo que no había nada de que defenderse. Su trabajo era una porquería, el lo sabía, no era eso lo que le preocupaba. La ansiedad por salir de esa oficina en el mismo instante en que lo retaban era porque no quería olvidar ninguna de las cosas que se le estaban ocurriendo. Y a medida que su jefe le gritaba, más y mejores cosas se le ocurrían. Permaneció con la cabeza gacha y sin hablar, tratando de simular congoja y memorizando su idea. Su jefe se despachó con una disertación sobre la vida, los trabajos, la vocación, la maestría de los grandes y miles de consejos más.
Fue en ese momento, mientras el miraba el suelo y el jefe continuaba su disertación existencial, que empezó a dibujarse en su rostro una descarada sonrisa de entusiasmo, una alegría enorme por esas ideas que no pudieron ser ocultadas, una hermosa sensación; la de sentirse lleno de cosas internas y la necesidad de ponerlo en papel, de escribirlo, de dibujarlo; porque uno está lleno y si no descarga lo que tiene en la cabeza, se pierde todo lo que viene atrás que no puede entrar, porque la cabeza está llena. Mientras pensaba esto y tantas cosas más su jefe se percató de su sonrisa de entusiasmo, solapada bajo la cabeza gacha y se sacó. Se salió de si.
Un rato después había juntado sus cosas y se había ido de ese trabajo asqueroso en donde dibujaba y escribía estupideces, para una revista estupida. Hoy sus trabajos se cotizan a precios asombrosos, los que tienen originales de él los conservan como tesoros, incluso aquellos trabajos que el odiaba, incluso los de aquella revista.
Hoy su jefe de ese trabajo, perdido en el recuerdo, es un tipo conocido en el medio como el DT que lo echó a Maradona porque decía que jugaba mal al fútbol.
Y el es Maradona. Viaja por el mundo haciendo trabajos, exponiendo, escribiendo para revistas afamadas, publicando libros.
Su viejo jefe a veces siente un poco de vergüenza de aquellos episodios.
Él sabe que era un pibe que no terminaba de conjugar algunas cosas. Que no sabia negociar las realidades, el sabe que era un pibe.
El jefe a veces piensa que hubiera pasado si no lo hubiera echado.
El también lo piensa… y no puede dejar de agradecerle a aquel viejo el cachetazo de vida que le pegó cuando todavía era un chico. Y como eso lo despertó a su deseo, cuando pudo descubrir un atisbo de quien era. Cuando no tenía para comprar lápices pero conservaba el corazón puro. Cuando trabajaba en una revista gris y afuera el mundo era de colores. Cuando empezó a entender un poco mejor, quien era él... y quien quería ser.

martes, 26 de febrero de 2008

El muchacho dice



Bien señor. Muy bien. Muy agradecido.
Sus concejos me dan la verdad. Al parecer la única. Toda discusión es débil después de semejantes afirmaciones.
Usted me cuenta todo lo que debe ser, todas las verdades, gigantes, indiscutibles.
Usted tiene años, años vividos. Acumulación de tiempo respirado sobre esta tierra. Eso para usted es un merito. Para mi no es un merito para refregarle en la cara a nadie. ¿Tiene años? Bien, yo también los tendré. Solo tengo que sentarme a esperar que el tiempo haga su trabajo. En cuarenta años me levantaré y diré con orgullo: __”Bien, ahora tengo años, ahora puedo interpretar todo con claridad, ahora puedo dedicarme a vivir, solo debo encontrar un picle al cual darle las indicaciones pertinente para que viva por mi; porque yo soy una momia que no puede moverse, entonces necesito alguien que pueda llevar a la practica todo lo que yo solo conservo en teoría un pibe que tenga juventud”
¿Y a que no adivina que me sobra a mí? Bingo…
Se lo digo saltando si quiere, porque no me duelen las rodillas.
Usted quiere decirme como vivir porque usted quiere vivir. Pero no es espacio ni su tiempo, hombre…es el mío. Usted necesita decirse a si mismo en su juventud, que debe hacer y que no, que le conviene continuar y de que costumbres debe alejarse. Usted quiere que eso se pueda, pero no se puede. No es posible, y usted esta donde está y yo estoy donde estoy y viene usted a refregarme sus años por la cara. Bien, yo le refriego mis articulaciones sanas. No tendré muchos años como para saber todo lo que se supone que usted sabe pero tengo los suficientes para entender que los años y la sabiduría no siempre van de la mano. El mundo está lleno de viejos estupidos y equivocados, que creen que pueden dar consejos porque peinan canas y nada mas que por eso.
Si le sirvieron de algo los años recordará que cuando era un muchacho de veintipico escuchaba los sermones de los viejos y lo hartaban tanto como a mi. Por lo menos debe haber aprendido con los años a soportar los errores ajenos, a no exasperarse con las equivocaciones y el entusiasmo quimérico de los jóvenes. ¿Cree que me importa equivocarme? ¡No me importa en absoluto! Mañana mismo puedo empezar de nuevo.
¿Usted tiene años? Bien, yo también los tengo, pero usted los tiene encima. Y yo por delante!!!
Bien… bien… Bueno. Empecemos de cero. Supongamos que yo sigo todos sus concejos, supongamos que tiene razón, supongamos que no cometo los errores que usted cometió ni ningún otro. Supongamos que por eso me fuera a ir bien siempre en la vida. Al cabo de unos años usted habrá construido un perfecto imbecil. Un tipo que no puede tomar una desición. Que no ha sufrido nunca, que no sabe lo que es un sacrificio. ¿O no ha aprendido usted de los sacrificios? Tal vez logró su experiencia envuelto en algodones de felicidad. ¿No ha pasado usted por eso de perder la felicidad y una vez perdida darse cuenta que la tenia y la dejó ir?
Yo no se nada de la vejez. Supongo que los años me darán las respuestas pero si, viendo desde afuera, me parece arrimarme a una conclusión; Los viejos conservan una sola utopía, una sola quimera irrealizable: que los que vienen atrás no tengan que pasar las que pasaron ellos. Eso no puede ser. Es imposible.
Yo también creo que el tiempo es poco señor. Y no quiero hacer apología del asunto pero es así. El tiempo es poco y todo termina de manera inevitable en la muerte.
Pero debo hacerme el estupido, porque tengo veintipico y a veces todavía me da por jugar al inmortal. Ya no tanto, lo admito. Pero a veces me pasa. Por que? Porque se que el final está ahí, pero todavía no lo tengo enfrente.
Si ahora, a mi edad, digo “Si, es verdad, todo esto no es mas que una lucha inútil” Por mas verdad que sea ¿Que hago los próximos 50 años? ¿Sentarme a esperar que se me acabe el aire? ¿Seguir sus instrucciones? ¿Vivir según las instrucciones de alguien?

Claro que usted debe tener muchas mas respuestas que yo…

Pero a mi no me queda otra que buscar las mías.

Foto: Capitan de su calle

viernes, 22 de febrero de 2008

De negro ella y de rojo el ( aunque a veces cambian)


Ella ronda por los callejones de los desposeídos a horas de la madrugada en que solo se cruza con la oscuridad. El no roza su rostro, pero ella no lo desprecia…ese tonto se mete en los corazones de la gente y logra que hagan cosas que ella no puede lograr jamás. Genera buenos clientes. Un poco ingenuos pero buenos. En el fondo ella envidia de el esa capacidad de llevar al limite las cosas. Los pequeños seres saben que van a toparse con ella si lo siguen hasta el límite, pero no les importa, lo adoran.
A ella no. A ella le temen. Le rehuyen como si no tuviera nada que ver con ellos. Se escapan como si la vida tuviera sortija y se ganaran otra vuelta cada vez…por favor… para que una esta en este universo si no es para cumplir su función. Y nadie más eficaz que ella. Eso es lo que el envidia de esa dama. Su eficacia. El intenta por todos los medios, pero la mayoría de las veces fracasa. Sin ir mas lejos, apenas un par de veces la gente lo descubre en su vida. Y casi nunca es definitivo. A ella eso no le pasa. Una vez que llega no se va. Tiene tiempo. No le importa esperar. No corre con la urgencia de los encuentros y desencuentros de las personas. Es caprichosa. Cuando se le ocurre aparece, y si llega ya es pretérito. Si llega, llegó.
Algunos osados la han evadido alguna vez, pero ella sabe que es solo cuestión de una batalla en una guerra que perderán. A esos es a los que espera con más ansias. No es lo mismo atrapar un alfeñique que alcanzar un valiente. No todo reclamo vale lo mismo. Los que se animan a vivir, los que se aferran a la vida, son más codiciados. Sin embargo, y en contraposición, se podría decir que es bastante democrática. No discrimina demasiado a la hora de trabajar. Cada cliente es igual, más allá de gustos personales.
El no es tan terminante con las cosas. Aparece sin que la gente se de cuenta y es caprichoso también. Surge de las piedras, de las miradas, de los buzones. No sabe de horarios ni buenos modales. Se escabulle por las sombras de la noche y se mezcla con los sudores, con las palabras, con las lágrimas. Es caprichoso y desigual. No pone la misma atención en ambas partes. Tiene un problema con eso. La gente cree que él se debe a la igualdad. No. Por que debería? El se mete donde quiere y como quiere y muchas veces solo en alguno de los seres en cuestión. El es mas tirano, mas malo a veces, mas desenfadado también. Por que así es su existencia, le guste o no. Si bien tiene el placer de ser el favorito de la mayoría, también sabe que no es mucho si no es de a dos. Ahí es cuando se explaya y se regocija. Ahí fluye con naturalidad. Tanta naturalidad, que hace que los mortales se olviden de ella y se concentren en el, cuando no deberían.
Ella ronda por las cercanías de el y el no se aleja de ella por mucho tiempo. Ambos conviven en formas que los reflejan con claridad, que los combinan. Como el rojo y el negro. Siempre tan de moda en cada temporada. Siempre tan bonito el rojo para los veranos, siempre tan conveniente el negro en los inviernos.
Ella puede tenderte una emboscada cualquier domingo de agosto, el sabe de apariciones estelares cualquier tarde de septiembre. Los dos son una puñalada en el pecho. Los dos se sienten como la primera vez. Como la ultima. Los rostros de cada uno de ambos surcan el cielo, enamorados, exánimes, en un beso que es el beso máximo y terrible. El ineludible, el único, el fatal. El beso que los envuelve uno con otro y los hace girar en el aire de la noche cuando todos duermen, en una danza narcótica y macabra que no pueden dejar, porque no pueden dejarse. Como el rojo y el negro, como la miel y los aguijones. Como la melodía dulce que no se puede dejar de oír a pesar de las lágrimas que trae consigo.
Y no se callan, claro. Por que deberían hacerlo? Para rendirle pleitesía a quien? Hace miles de años que son adolescentes, que se enojan por nimiedades, que se amigan con seres que los desprecian, que admiran a los locos y los profetas, que abandonan los hospitales cualquier tarde. NO puede Dios ponerles frenos. No puede hacer que se encausen y lleguen a la gente con más calma, con más tiempo para aceptarlos. Él se mete en los corazones y los estalla de emoción sin previo aviso ni lógica aparente. Ella juega al mismo juego. Se divierten. La gente los toma tan en serio… y ellos se divierten. Y Dios no sabe que hacer con ellos. Tanto han aparecido siempre que todos creen que la vida es así, que viene con ellos. Dios no sabe que puede pasar si los saca del medio. Sospecha que todo podría volverse una porquería. Un existir plano y decadente. Una angustia eterna sin expresiones. Un vacío enorme en cada poema y cada plegaria.
Por eso los deja. A ella por que a pesar de sus caprichos y sus parcialidades, cumple una función. A veces dolorosa, injusta, triste, pero siempre necesaria para que todo fluya. A él lo deja ser por… bueno… más o menos por lo mismo.
Y se pregunta Dios, todos los días… se lo pregunta a cada rato porque esta harto de almas que llegan con reclamos. Todos los días piensa Dios que es lo que va a hacer y no encuentra aun mejores modos para la existencia.
Es por eso que siempre al borde del despido, vuelven a quedarse. Porque Dios no ha encontrado aún ninguna cosa que reemplace en el universo, las inefables, las prodigiosas cuestiones de las que se ocupan cada día, El Amor y La Muerte.
Foto: David LaChapelle

martes, 19 de febrero de 2008

El viejo dice


Viene usted jovencito a tirarme en la cara su proselitismo ateo y su librito de moralejas con tapa de bachillerato. Viene usted a contarme su novedad, la tremenda revelación, la mala nueva. Viene a enterarme que su raciocinio a descubierto que su destino es la muerte.
Ja! Vaya originalidad.
Valdría mas inumarse antes de tiempo que vivir escuchando la predica estupida de imberbes fatalistas, nobeles descubridores de la parca, que de un dia para el otro parecen convertirse en especialistas del destino solo porque se han dado cuenta que ahí está.
“hoy se ha dado cuenta usted de la muerte. El punto final, el inexorable ultimo paso de un camino sin retorno, el epilogo de la existencia, el concluyente e irrevocable capitulo...”
Bien...y ahora?... ahora nada! Continuemos hombre! Déjese de joder.
Y no me mire con esa cara como si yo no entendiera lo que usted me está diciendo. Me parece que usted cree que tiene entre sus manos el sentido del universo porque ha comprendido cabalmente que los seres humanos se terminan… Bueno, déjeme decirle una cosa: No he conocido jamás charla más inútil. Indagación más vana que esa. No concluye en nada. Y que le quede claro que no me refiero al descubrimiento de tal acontecimiento. La muerte está ahí y hay que entenderlo con los huesos para despertar de algunas cosas. Eso está claro. Me refiero al regodeo estupido. A la literatura mortuoria. A los fatalistas que se creen superados por decir que han comprendido no se que cosa sobre expirar.
Eso no concluye en nada. Es decir, en nada más.
Una vez que uno llega a ese lugar se da cuenta que no puede haber mas respuestas. Cualquier indagación más allá de eso es totalmente estéril. ¿Qué más quiere descubrir después de eso?
Y yo le digo que continuemos, si, que continuemos. Pero no confunda mis palabras con ese optimismo nauseabundo, esa mierda esperanzadora, mezcla de lo peor del positivismo con la más pura cepa de neomodernidad. Eso déjelo para las borracheras con amigotes, cuando les da por cantar canciones a todos juntos.
No, yo me refiero a otra cosa. Yo le digo que continuemos y usted me pregunta adonde.
Adonde??? Insolente...encima pregunta.
Yo digo continuemos...y el señorito dice “adonde”...
En primer lugar debería saber que es lo que debe preguntar si quiere que le respondan, pero como usted no sabe que preguntar yo voy a hacer el esfuerzo, inútil por cierto, de explicarle un poco la barrabasada que esta diciendo.
Igual a usted no le importa que respuesta le de yo. Usted tiene la suficiente cantidad de años para hacer estas preguntas pero la poca cantidad como para esperar cualquier respuesta. No le importa cual, quiere alguna.
Bien, a ver...
Adonde, pregunta usted. Adonde es una palabra que nos remite al espacio, se dio cuenta de eso? En que momento caímos en conceptos de espacio? No hablábamos de la muerte? La muerte es un concepto de tiempo, no de espacio. Una vez llegada la hora puede acontecer en cualquier parte. No importa “adonde”.
Importa...¿que? ¿Qué importa? ¿Que nos importa a los insignificantes seres humanos?
Ehhhh!!!...esa cara de nada que pone cuando se da cuenta de algo...
Eso querido...no importa donde...importa cuando. Cuando continuar, no adonde, cuando.
Y cuando vamos a continuar? Eh? Ahora hombre, que todavía tenemos tiempo. Entiende por que es inútil? Una vez llegado ahí no hay mucho más para decir sobre el asunto. ¿Qué más va a indagar sobre lo dicho? ¿Sobre los mismos hechos? No pierda el tiempo ahondando en investigaciones mortuorias; de todos modos cada cosa que haga estará tamizada por esa idea. Si la ha comprendido cabalmente, si le ha calado los huesos, no puede escapar, es indeleble, es un punto intelectual de no retorno.
Devánese si quiere en pensamientos preclaros, busque el epitafio de su lapida o escriba la mas liviana de las comedias. Da igual. En todo estará esa sombra.
Es probable que se desencante de casi todo después de una charla como esta, pero déjeme decirle que es mejor así. Salvo que prefiera la ignorancia, hay muchos que la prefieren. Yo mismo sin ir más lejos la preferiría, solo que puedo decirlo ahora que ya no la tengo. El mayor enemigo de la ignorancia es la curiosidad. Un ignorante curioso esta condenado al conocimiento. Eso a veces jode. Por que uno se desencanta de modo inevitable de todo lo demás. De los espejitos de colores. De las kermeses, de los concursos de belleza...bueno...de los concursos de belleza no. Je.
No ponga esa cara m´hijo! Ahora viene la parte en que todo sigue igual pero más liviano. No le ponga tanta carga...no ve que no importa? Ahora viene el momento de la resistencia. No reniegue de las resistencias. Resistir es lo único que va a hacer de aquí en adelante, disfrazándose de lo que mas le guste.
No me pregunte para que, yo tampoco lo se y no me quejo.
Supongo que un poco por necio y otro por romántico. Una causa emprendida debe llevarse hasta el final, por mas que a mitad de camino uno se de cuenta que va a perder. No es de caballeros abandonar la causa porque las estadísticas dan en contra. En todo caso, si le sirve de consuelo...que va a hacer? Pegarse un tiro y perder antes? No sea ridículo.
Y no se queje de mi rosario y mi crucifijo, de las liturgias judías y musulmanas que simpatizo investigar. Ateo si...pero romántico, no se olvide. No me diga que no es linda la idea de la virgencita de los milagros. No tiene derecho uno a hacer lo que quiera en este ratito? A mí a veces se me da por el padre nuestro. No me venga con curas ni monjas eh? Me dan urticaria...Son solo resabios de buenos recuerdos. Eso también he sido, creyente. También bailé el fox trot, que quiere, que lo odie porque ya no tengo buenas rodillas?
Y no me venga con sus moralejas y sus frases hechas, que yo de curas tengo el cantito nomás. La moral la tengo bien ubicada, la decencia la perdí de adolescente y no nos volvimos a ver. Las moralejas y las moralinas son lo mismo. Nunca falta el idiota que viene para el postre a ponerle palabras al dolor ajeno cuando todo esta hecho.
Resista mi amigo. Resista. La lucha es la única manera. Si no lo hace el vacío llegará igual, el dolor llegará igual, el final llegará peor. Es terrible darse cuenta de la cantidad de tiempo que uno ha perdido. Mucho más cuando uno además se da cuenta que se está muriendo.
Enamórese. Mienta. Haga algo que lo asuste. Guarde tesoros, cuente secretos. No se... sépase vivo. Lastímese, sangre, emborráchese, eyacule, mee en un baldío, caguese de risa, véaselas con el arte, confúndase, angústiese, llore.
Los dioses, esos en los que usted no cree y yo prefiero creer, nos envidian por eso sabe? Sospecho que si…que nos envidian.
Por que saben que sabemos que algún día terminará. Por que saben que tenemos lo único que ellos no podrán tener jamás. Urgencia. Imagíneselos perdiendo la paciencia y teniendo que seguir aguantando por toda la eternidad.
Aproveche su tiempo. Mire que perder el tiempo es terrible, pero siempre lo es después.
Igual…tampoco se desespere por eso eh? La vida esta llena de cosas que uno hace y la mayoría no sirve para nada. Uno siempre cree que pudo hacer más. Eso siempre es así. Por más cosas que haya hecho. Le pasa a todo el mundo. A un automovilista en el premio de Monza y a la señora que no llegó a comprar media docena de huevos. A todos. El tiempo es poco, no alcanza el tiempo.
Siempre va a ser poco el tiempo para nosotros. Porque nosotros lo medimos.
El tiempo es y será. Estemos o no para medirlo. No es ni largo ni corto. Es.


El tiempo no es poco, claro que no... nosotros somos poco.
Foto: Txirloro

viernes, 15 de febrero de 2008

Centros y periferias


Yo nací en mi mismo, como todos. Crecí pensando en mí, en mis necesidades básicas. Lloré cuando tuve hambre y sueño. Usé la voz para llamar las cosas. Aprendí sus nombres y las usé. Luego empecé a entender que había otros. Mas tarde comprendí que esos otros no eran parte de mi sino alguien mas. Lloré con los primeros abandonos y me distraje con los primeros descubrimientos. Entendí que el mundo estaba ahí afuera y que como yo había algunos más, que luego supe que eran muchos. Vi como un grito trae miedo y como un golpe trae otro. Supe del humor y de la risa. Luego me guardé adentro mío y jugué solo imaginando cosas lejanas. Después aprendí que hay que juntarse con los demás y empecé a entender un poco de eso que llaman “socializar”. Buscar gente que se junte con uno para hacer las mismas cosas. No sabia todavía diferenciar lo bueno de lo malo así que me encontré con un poco de las dos cosas en pos de aprender cuales me gustaban y cuales no. Luego traté de ser como los que eran exitosos y populares. Luego como los que eran aceptados para ser aceptado.
Después conocí a las chicas y supe que son distintas a los chicos y que acercarse a ellas es tratar de entender un mundo desde otro lugar. Bueno… todo eso lo supe después. Al principio solo supe que no entendía a las chicas.
Un día supe que si seguía siendo tímido no me iba a poder acercar a la gente con facilidad, así que traté de ser menos tímido. Me acordé del humor, que me gustaba tanto y descubrí que cuando era gracioso la gente se me acercaba más. Entonces traté de ser un poco como cada gracioso que me gustara y tomé un poco de todos para hacer mi propio gracioso y llevarlo encima. Después aprendí del mundo y de las demás cosas que pasaban a mí alrededor. Vi que alguna gente tenía muchas cosas y otros nada y pregunté por que era así. Me contestaron un montón de cosas y ninguna me convenció del todo. Quise ser como los ricos y me junté con ellos y vi que ellos hacían un gran esfuerzo por parecer más pobres, así que me junté con los pobres y supe que a ellos les encantaría ser ricos. Me dijeron que las crisis son oportunidades pero viví en un país que se la pasa en crisis y eso es menos oportunidades para casi todos. Desarrollé un enorme temor a quedarme sin nada, gracias a vivir al borde del precipicio económico de lo que se da en llamar la “clase media”, que es como una especie de gente que vapulean los ricos para ser mas ricos y que odian los pobres por que son menos pobres que ellos. Quise ser como los héroes del cine y ganarle a los malos. Supe después que el cine es una fantasía. Quise ser como los que triunfan en la tele y me di cuenta que la tele es una cámara que te enfoca y por eso la gente te conoce en sus casas y cuando la camara se corre y enfoca a otro uno fracasa. Eso me pareció despiadado y patetico y quise ser como los intelectuales que odian la tele y leen libros importantes de autores importantes. Leí cosas y cosas y me aburrí mucho. Me volví un frenético intelectual y me di cuenta que la vida hay que vivirla, no analizar como la viven otros. Entonces me despedí cortésmente y traté de ser otra cosa. Pasé a burlarme de los intelectuales, pasé a querer ser parte de la contracultura, de los que rompen los moldes. Pero eso se vuelve snob y culturoso muy pronto, así que entonces quise ser gracioso otra vez para poder reírme de eso y de todo lo demás. Pero me aburrí de lo mismo todo el tiempo y me cansé de que la gente crea que no tenía nada serio para decir. Por eso dejé de hacer eso y quise ser como los serios y comprometidos. Me di cuenta que ellos no saben bien que hacen hasta que están enfrente de lo que hacen y que querer ser como ellos es copiarlos a ellos y eso es exactamente lo contrario a ser como ellos. Eso es no ser autentico. Entonces traté de ser autentico y para eso me dijeron que tenía que tener actitud. Por lo que me forcé a ser autentico y tener actitud en todo lo que hacía. Como al cabo de un tiempo me sentí un imbecil abandoné la autenticidad y me resigne a no ser un marcador de tendencias culturales, intelectuales, estéticas y cualquier otra cosa. Ahí descubrí que hay una clase de gente que triunfa mas fácilmente. Los lindos. Entonces quise ser lindo. Hice ejercicio, me corté el pelo, me compré un nuevo pantalón y otra camisa. Me puse otros anteojos. Entonces, cuando ya tenía todo el equipo para ser lindo alguien dictaminó que ya no servía, que lo que se usaba era otra cosa, así que empecé a cambiar mi look, mi corte de pelo, mi cuerpo con otros ejercicios. Luego, muy rápidamente, me harté. Eso no era éxito. No se triunfaba con eso tampoco.
Un día me pregunté que era lo que estaba buscando. Que era el éxito para mi, que necesitaba para ser feliz. Entonces me puse a trabajar para lograr eso que quería y empecé a bucear hondo adentro mío para ver como era antes, cuando no creía tantas cosas y buscaba lo primordial, lo primigenio, lo básico. Me busqué y me descubrí entonces en cosas que ni siquiera recordaba que eran “yo”. Me admití temeroso, enojado, distraído, malo. Me encontré de mil maneras.
Ahora no es igual que al principio, ahora no puedo negar todo eso que busqué afuera y que se volvió parte de lo que soy. Ahora es como haber dado un enorme giro de 360 grados. Es volver al mismo lugar, pero después de dar algo así como una vuelta al mundo uno no es el mismo. No puede serlo. Uno es distinto, por más que sea el mismo lugar. Por mas que esta vuelta sea solo una de las tantas que se supone que hay que dar.
Ahora estoy acá. Ni en el final ni en el comienzo de nada. Otra vez acá, sin mas.

Estoy parado en el medio de mí.

Ahora puedo empezar de nuevo

martes, 12 de febrero de 2008

El fantasma y el caballero


El caballero recorre los tenebrosos pasadizos de la montaña a la que ha llegado, envalentonado por los vítores ajenos y el miedo propio. Llevando la bandera de un heroísmo que sabe mentira. Solo su miedo lo puso a reaccionar. No pudo a veces hacer otra cosa que actuar ante la amenaza de su propia muerte. Eso hace que muchos admiren lo que el cree que son las mismas reacciones que cualquiera tendría en pos de salvar el cuero.
Aquí se encuentra ahora preguntándose lo mismo de siempre. Como fue que se embarcó en semejante cosa. Por que no se quedó en casa alimentando sus cabras y mirando el atardecer. Es mejor negocio en este momento, espada en mano y viendo su aliento vaporoso que se pierde en la penumbra del pasadizo que transita. Ha roto las redes de las gárgolas, destruyó los conjuros de los magos, supo usar las piedras mágicas algunas veces y otras se equivocó y sobrevivió por errores ajenos. Robó el aguamiel a las valkirias inmortales en pos de pequeñas y perecederas causas humanas. Casi un capricho de los que morirán frente al poder de los eternos. Talvez permitido por los eternos frente al aburrimiento de su eternidad. Tal vez por eso, tal vez por el descuido o la necesidad de entretenimiento de los dioses es que ha vencido obstáculos que creyó que no podría vencer. Ha tenido suerte y pericia en partes iguales.
Llegado al rincón mas oscuro que haya visto en esta escalada sintió un estremecimiento. Una sensación que lo hubiera paralizado en otro momento. Ante la sensación de peligro sacó su espada rápidamente. Se vio reaccionando como no lo hubiera hecho antes. Le paso por la cabeza un segundo la sensación de haber aprendido algo en ese viaje. Frente a el un viento frío salio de la caverna. Un sonido grave se mezcló con el viento y entonces lo vio.
La imagen era más fuerte que su leyenda, lo que habla mucho de su magnitud. Su color y su luz eran paralizantes. Su sola presencia imponía un desafío imposible. Recordó las historias del rey muerto. De la maldición de los brujos, de la caverna perdida que descendía al infierno. Del frío que congelaba primero el alma y después los huesos. Recordó las voces de los viejos que lo animaron a ir hacia lo que sabían que podía ser su fin, pero también su comienzo. Recordó a los jóvenes temerosos que le pidieron que desistiera. Recordó los jueces que lo insultaron por hacer algo y a las damas que se rieron de él.
Recordó todo y supo a lo que se estaba enfrentando justo en ese momento. No lo había descubierto hasta tener enfrente el enorme espectro del rey muerto frente a su endeble humanidad
Un monarca marcado por la maldición de los inmortales, hace miles de años. Condenado a la misma condena que ellos llevan. La inmortalidad. Un monarca espectral con su espada, su corona y su espíritu resplandeciente, aparece por fin frente al caballero buscador de aventuras. Ahora sabe que sus armas no podrán enfrentar al ánima en pena que se cruza en el camino y busca en su cabeza algún sortilegio que lo salve de una muerte segura. Sus ideas se cruzan a una velocidad asombrosa. Combina métodos y conjuros, desentrama las frases de antiguos libros, acomete con rezos protectores. Tiene que encontrar ya mismo la llave que lo libere de una muerte segura. Busca la salida de un pantano de angustias que lo invade.
Hace todo lo que cree a su alcance y sabe de todos modos que no es suficiente. Nada lo salva. Sus opciones se acaban. Su mente está a punto de estallar.
Entonces descubre que ya no hay manera de salir de ese lugar. Y se abandona. Se deja llevar. Si debe perder la cabeza lo hará. Ya no se puede hacer mucho por eso. Le resulta increíble lo poco que le importa ahora, después de mil batallas, cuidar lo que pensó tan valioso en otro tiempo.
La espada del fantasma se eleva en el aire azulado de la noche. Se mezcla con el resplandor verdoso y fosforescente del rey muerto que regresa. El grito ensordecedor se propaga por todos los rincones, el caballero clava sus uñas en sus sienes y aprieta los dientes. El dolor y la angustia lo rinden, la espada del que siempre vuelve se cobrará su vida en un instante.
El rugido cavernoso y grave como un trueno se mezcla con el zumbido de la espada bajando por el viento… y ya ha llegado el final.
Cae la espada por sobre el cuello… y pasa de largo. No puede matarlo. No puede.
No es real. Es un fantasma.
El se da cuenta que el aire espectral que lo rodea no es mas que una ilusión de muerte. La lluvia lo lava y al fantasma no, el frío lo estremece y el fantasma está inmutable. El no puede ser la carne, no tiene el poder de volverse vivo.
El caballero se da cuenta que el mas poderoso sortilegio contra el fantasma que lo acecha es entender que no existe tal fantasma que lo pueda matar.
Se pone de pie y se va. El fantasma grita y maldice con mil amenazas de fuego eterno. El caballero ya no lo escucha. Ha entendido que su destino no está escrito en las espadas de los monstruos que pueda encontrar en el camino, sino en los caminos que el elija.

Se ha dado cuenta que su vida no dependerá del azar que lo atraviese, sino del juego que quiera jugar. No lo alegra eso. Preferiría encontrarse con su devenir sin tener que elaborarlo. Sin embargo es al revés. Él tiene que hacerlo y eso es así desde siempre.

Fatalmente así desde siempre

jueves, 7 de febrero de 2008

Instrucciones


Ausencia de inspiración. Todo lo que escribo me suena estupido. Autocrítica despiadada. Trato incluso de negociar conmigo mismo y me digo __ “Esto no esta tan mal” y la verdad se me revienta en la cara como una bola de mierda. Si, es malo. No jodas.
No me sale. No puedo decir nada bueno. Lo cual puede que no sea novedad pero por lo menos he sentido en otro momento que se me podía ocurrir algo que sonara interesante. Me gustaría poder escribir más de oficio; pero no creo tener tanto. Ya tendría que haber tirado un primer pantallazo de los personajes.
Es mas, por acá terminaría la parte 1.
Ahora viene la parte 2 del asunto. Ya hecha la intro tendría que pasar a algo mas llamativo que ponga segunda y empiece a plantear cosas menos generales e ir a lo puntual. Al dato que pinte un poco de color la historia, que cuente lo que esta pasando y plante un perfil de los protagonistas dentro del entorno dibujado en la parte 1. Por ejemplo, oficina, esquina de barrio, tarde de lluvia en una estación de servicio por la ruta. Y luego el, ella, lo que venga.
Continua con la siguiente parte, llamémosla parte 3, con mas relato que explaye lo anterior, dé una vuelta estética y algo como trama a un texto que es mas que nada descriptivo, anecdótico. En todo texto que se precie (más aun en los que no tienen tanta calidad, como el presente), resulta complicado sostener un relato solo con dos sujetos, por lo tanto es menester incluir lo que se denomina un “chino”. Es decir, un tercer personaje que no sume tanto pero aporte novedad y un toque dinámico al relato. Un “chino” es cualquier tercero, un jefe, una vieja, un portero que mira, etc. Es bueno pegar una pasada por ese personaje como para meterse un poco, a vuelo de pájaro, en su perfil y en lo que hace en esta historia.
Después se lo relaciona con los protagonistas. En estos relatos el contacto es mínimo, porque no se profundiza conflicto, el tercero en cuestión dibuja, no incide directo en la historia; es decir el “chino” aparece para llamar la atención y que el texto no se duerma. Listo, ya esta, chau chino, gracias por tu aporte.
Después es bueno empezar a inflar lo que será el clímax con algo furtivo, prohibido, secreto. Alguna cosa que no esté del todo bien. Es decir, el nudo, algo que pasé, que no sean todos felices, uno que sufra, algún fracaso, un error, un descuido. Algo que estalle un conflicto y ponga a los protagonistas a moverse fuera de sus costumbres normales, romper el statu quo. Después describir sin juicios lo bien o mal que la pasan. Sin juicios. Sin “bueno” o “Malo”. Los juicios no son para escribir. En todo caso serán para los que leen. Ejemplo: el es un hippie inocentón y relajado porque sus padres son millonarios, ella canjea mamadas por ascensos.
Y ahí tirar: donde, como, cuando, por que
Punto 4. Describir imágenes ricas en sensaciones que no sean propias de las palabras, pero que son llevadas a ese ámbito. Sensaciones táctiles, gustativas, olfativas. Sin ponerse explicito y pelotudo. Estímulos reconocibles y comunes para el lector, pero no tan comunes como para hacerse cliché. Relatar lo que pasa como imágenes sucedidas una a otra. La palabra es generosa en eso. La gente imagina, ve las palabras más fácil de lo que cree.
En ese momento hay que inflar el globo y subirse a la ola del asunto, ya no hay vuelta atrás. Quien lee ya está jugado, si llegó hasta acá va a llegar al final porque queda poco. No hay que aflojar ahora, porque se puede poner pastoso y denso. Apuntalar un riesgo esta bueno, o proponer un trasfondo de personajes. Hablar de un marido descuidado, de un romance furtivo, de lo que le pasa a él o ella por dentro. Es cuestión de afinarse un poco y describir de la mejor manera posible. Sin ponerse pretencioso. Bueno…se hace lo que se puede. Apretar, seguir, no bajar la marcha, rienda, fuerza. Bien. Hasta acá.
Acto seguido una conclusión. Punto 5.
Alguno de los protagonistas nombrados hace algo distinto de lo nombrado. No tiene que ser nada extraordinario, puede ser preparar café o mirar por la ventana. Después una pequeña reflexión sobre el asunto, algo que tenga que ver con la foto que ilustra el texto y si se quiere, traer el texto a un lugar cercano. Hablar en primera persona o llevar todo el relato en pasado y empezar al final a hablar en presente, en pos de señalar que es un recuerdo de un protagonista. Eso le da algo más personal. Como si siempre fuese referencial. A Sabina eso le sale bárbaro.
Buscar después las palabras para terminar, es importante. No es imprescindible pero está bueno. Listo. Ahora hay que releer y corregir.
Me gusta dejar un espacio y tirar las últimas frases así.
No se por que, me da sensación de mas tiempo, de mas peso. Bueh… Recursos de gente que no tiene recursos.


Ultima frase. Fin

Suerte. Prometo la próxima escribir algo más interesante. 4 textos por semana, dos carillas por texto. Solo por placer. Es mucho para un aficionado. Hoy no me sale nada.



Listo, terminado el trámite. Les dejo mis humildes instrucciones. Ahora pueden escribir su propio relato. No es garantía de calidad, pero por ahí sirve.


Ah! Antes del final, terminen con una frase linda. Digan lo que quieran pero cuiden la estética.
Eso no es ley claro, pero queda bien. Lo se… pura mariconada mía.
Y algo más. No me crean. Lean las instrucciones de Borges. Él si sabia y le salía bien. Más acá en el tiempo están las de Hernán Casciari, que no es Borges, pero entre su trabajo y este hay un abismo cualitativo bastante importante.
Ahora si, frase.


Terminé. Me vuelvo a la cama. Me espera una mujer hermosa que ha tenido la amabilidad de pasar un domingo conmigo. Está desnuda y duerme la siesta. Voy a preparar el mate para despertarla.
No es poco, eh?



Y menos en un domingo.





PD: Ves lo que digo? Suena auto referencial.

PD1: Y da la sensación de que antes hubo sexo o algo, no?

PD2: No queda linda la última frase separada?


viernes, 1 de febrero de 2008

De una noche de verano...


A veces, cuando las noches se hacen un poco largas y estoy solo, me gusta cerrar los ojos un momento y ponerme a recordar como era eso caminar, taparse del frío, ver el verde del pasto sobre la turba, una espada en el piso, las barbas rubias de los escoceses y el calor, el aire fresco, las chozas, los clanes y la necesidad de escapar...
Escapar de las hordas bárbaras del centro de la galia romanizada, llegar hasta los pueblos ibéricos y resistir con ellos el avance moro. Traspasar la frontera y aprender de los otomanos, de Aberroes, de Mahoma.
Huir de los Touaregs en medio del Sahara para salvar la vida. Refugiarse con los bere-bere, y bajar luego a lomo de camello hasta Timbuktú. Desandar después la sabana y tratar de llegar al mar. Esquivar los cañones a filo de espada y replegarse hacia la selva. Dormir sin dormir cada noche en pos de salvar el pellejo de leones hambrientos. Llegar a la humedad de la serpiente gigante del África y subir hasta las pirámides inmortales y enormes, siguiendo la corriente desde la vera del Nilo.
Luego, el mediterráneo y los mercaderes, los barcos que cruzan, llevan y traen.
Y conocer Atenas, Esparta y la isla del minotauro. Y llegar a Estambul y ver que antes de eso fue Bizancio y antes Constantinopla.
Subir casi hasta los Urales y rozar las fronteras heladas de los Zares hijos de Rurik.
Despertar en la caravana llegando a la mítica Persépolis, entrar en temporada de monzones al avanzar hacia el sur, rezar a Ganesha, nacer y morir mil veces en la India. Negociar con los mongoles para llegar a la china y cruzar escondido hasta el imperio del Japón. Después, mil años de mar, isla por isla desde el comienzo de la polinesia hasta el otro extremo del pacifico, hasta el caribe infectado de piratas y corsarios, mojar los pies en el atlántico, acomodar las entendederas a las nuevas culturas, descubrir civilizaciones en otros rincones del mundo, bajar por la selva, remontar el Orinoco, traspasar el mato grosso y el amazonas, llegar a la altura de la montaña y preguntar, pueblo tras pueblo, como hacer para alcanzar el río que llega hasta las tierras del rey blanco. Trasladarse hacia el este y hasta el delta, luego hasta la mesopotamia, la segunda que vi en todo el viaje, después el gran río, el mar dulce, las costas desérticas y hostiles, el camino hasta el verde de más adentro y por fin, después de tanto y tanto caminar... la llanura... respirar en medio de la llanura.


Todo eso hice para llegar a buscarte acá donde estas.
Y te encontré. En una quinta a las afueras de un pueblo. A la orilla de una pileta
Llegué a la tranquera de la quinta con mi mochila y te vi, en un día cualquiera de vacaciones, sin enterarte de todo lo que pasó para que un encuentro como este pareciera casual.
Vos me saludaste desde la reposera y sonreíste. Que te ibas a imaginar...
Yo me di cuenta que a veces uno le pone mucha carga a algunas cosas y en pos de ellas hace otras; y no se da cuenta el peso que tienen las otras cosas que vive. Es decir, no se da cuenta que vive... mientras tanto.

Me acerqué hasta la pileta y prendí un cigarrillo. Supe que la carga no era tuya, era mía. Que mi historia era mía. Que me moví en busca de un sueño y que tengo que agradecerte por eso. Por llevarme a moverme. Pero no podes cargar la mochila de ese viaje de tantos años. No lo conoces, no es tuyo. No puedo poner ni una pizca de eso en vos, por mas que por vos haya sentido que lo hacia. Por mas que me haya movido por esa ilusión. Era algo que yo necesitaba, no vos. Por eso lo hice. No lo sabía entonces. Ahora lo se.
Y hoy, más liviano, sin sentir que se me va la vida en eso, ni mucho menos tampoco, podría invitarte a cenar una noche, si es que te parece bien. Por lo pronto dejo la mochila que cargué por mil caminos y que llevé conmigo a través de mil historias. Si te contara todo lo que pasó antes que llegue hasta acá…
Ahora sí tengo ganas de estar con vos, solo por lo que vos sos, no por lo que significarías para mí.
Dejo la carga y me siento liviano. Aflojo los hombros, relajo la columna, descanso.
Vos me preguntas como estoy, como me fue. Yo te digo que, dentro de todo, me fue bastante bien, y sonrío...y vos me sonreís...
Y lo que mas me sorprende del asunto, después de tanto viaje, es oírte decir: __ “Yo también vine de mi Galia, mi Esparta, mi Persia. Yo también vengo de mi viaje”.
Entonces veo tu mochila tirada al lado de la pileta.
Y vos que sonreís...


Me despierto.
Me despierto de verdad.
Me levanto y no se si lo soñé o fue así como pasó. Ya no importa tanto. Es anecdótico. Que es la realidad y que la fantasía, cual de las dos se vuelve más absurda...
Ahora lo que hay que hacer es lo que no podía notar. Lo mismo que antes, lo mismo que siempre. Lo mismo de cada mañana.

Empezar otra vez. Sin mochila... y ver que pasa mientras tanto.