jueves, 13 de marzo de 2008

En pleno vuelo


Peor es en caída.
Peor es que pase cuando ya no hay plumas, no hay peñascos a los cuales llegar, no hay control en el aire, no hay forma de agitarse y montarse en el viento. Peor es que pase en el ocaso, cuando el plumaje ya no brilla y las alas no tienen fuerzas. Si, claro que es peor cuando uno es un pájaro viejo. Tenemos la fortuna provisoria de ser pájaros nuevos.
Como escapar una vez más a la rima pretenciosa y volver a la fuente de lo que quiero decir. Si ni siquiera se como empezar a contarte en silabas, como mostrarte en un papel. Yo quisiera ser mejor. Quisiera ser más apto para todo, más digno cronista de la vida. Yo quisiera contar como cantan otros o cantar como ellos cuentan, que no es lo mismo pero es hermoso también. Yo quisiera ser la música en tus oídos que te rebalza y te alegra. Esa que suena fuerte y llena la soledad con la melancolía de Edith Piaff y los boleros de Manzanero. Como quedarse acá y ver el final de lo que terminó y nunca termina. Como quedarse acá…
Ayer mismo hablábamos de cosas que hoy son un delirio, una fantasía. No porque puedan ocurrir en un futuro incierto, sino porque son parte de un pasado que no sucedió así. Tantas cosas…
Hoy me siento en un teclado en otra casa que no es la nuestra y en otro espacio que no es el de ayer y trato de ver que me deja todo esto. El dolor, la ausencia, la nostalgia. El ejemplo que anuncia que los sueños se cumplen solo con trabajo y perseverancia, las veces que nos contamos infidencias, cuentos, números, ovejas para dormir. Las veces que nos contamos el uno al otro. Que nos dijimos, que nos versionamos. Las veces que nos quisimos hasta morir y nos dolimos por estar vivos, las veces que no renunciamos a lo que imaginamos de cada uno y si a lo que imaginamos de los dos.
Mañana va a ser distinto. Mañana seremos felices talvez y seremos solo recuerdo también y eso es terrible. Porque quiere decir que seremos felices sin nosotros. Si, es terrible. Pero es así.
Como poder cantar aquellas coplas, esos poemas que hablaban de las paredes de tu habitación, de las persianas entreabiertas, de las tardes de domingo en las que hay que dormir en el sillón y mirar una con Humphrey Bogart.
Que terrible es ver el pasado y darse cuenta que es eso lo que se esta viendo. Lo que ya no es. Que terrible la huida, la partida, el desafío, la lucha , el abandono, la pelea, la apuesta, la suma, la quimera. Que terrible ponerle tantos y tan distintos nombres al final.
Y mas difícil aún, es contar lo que no se canta y cantar lo que no se cuenta y seguir disparando palabras que dejen algún resabio de letras de lo que pudo ser y no quisimos que sea. Que terrible no poder decir la vida en rosa, ni pensar en ti, ni menos tu vientre todo es oscuro, ni me envenenan los besos que voy dando, ni marcar en el reloj las horas, ni mirar los ojos de cielo y no me abandones, no me abandones, y si te abandono y yo te abandono a ti y nos abandonamos ambos de una vez y para siempre. Aquí y ahora. Sin rencores, sin temores, con cariño, con certezas al fin.


Y en pleno vuelo.

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